¿Qué tanto le rompes el corazón a alguien cuando le haces 'ghosting'?

    Una exploración al acto de desaparecer por completo de la vida de las personas que conoces en Internet: cómo hacemos ghosting, por qué lo hacemos, y qué deuda emocional le dejamos a la gente con la que salimos.

    Las citas en línea y redes sociales nos ha introducido en una nueva era de disponibilidad sin precedente. Podemos deslizar para ver las fechas, podemos mandar mensajes directos (DMs) a todas horas, y podemos coquetear vía texto cuando sea conveniente. Al principio, nos sentimos mareados con la posibilidad. Esto no es accidental: Muchas plataformas sociales, incluyendo aplicaciones de citas, fueron desarrolladas para colocarnos en un alto nivel de abundancia inyectándonos un flujo continuo de pequeñas dosis de dopamina (¡hacer match! ¡los súper likes!).

    Pero las aplicaciones de citas tienen más o menos normalizado el acto de ghosting con extraños con los que chateamos o conocemos en internet. (Todos sabe lo que se siente gritar "hola" al abismo.) Y si bien todos sabemos que el ghosting se ha convertido en una especie de modus operandi para aquellos que median gran parte de su interacción humana a través de la tecnología, todavía tenemos que lidiar realmente con el vacío sin llenar que nos deja.

    Sólo puedo hablar desde mi propia experiencia —la de una mujer asiática quien mayormente sale con hombres— pero si eres como yo, tu enfoque respecto a las citas en línea está dividido en dos ámbitos: el teórico y el práctico. En teoría, espero que la gente esté ahí afuera buscando una conexión real. Pero en la práctica, he dejado de esperar respuestas a mis mensajes, y sé que en cualquier momento la gente con la que estoy hablando puede cancelar para una cita que ya teníamos planeada . También he llegado a esperar a que incluso después de unas cuantas citas, e incluso si termino yendo a casa con alguien, podrían simplemente desaparecer luego —especialmente al principio.

    Muchos de nosotros hemos llegado a ver el ghosting más como una norma, que como una excepción en el día a día de nuestra vida de citas. Tú haces ghosting, ellos hacen ghosting, al parecer todos hacemos ghosting ahora.

    Mientras las personas se han abandonado la una a la otra desde los albores del tiempo, el "ghosting" es un tipo de comportamiento de citas horrible que se ha exacerbado por la tecnología. Un estudio académico del 2018 sobre el ghosting fijó el porcentaje de personas que han sido ghosteadas en un 25% y de aquellos que han ghosteado en un 20%. Una encuesta no científica que BuzzFeed News condujo, demostró que de los momentos más memorables en los que los encuestados habían sido ghosteados, un poco más de la mitad de ellos dijeron que habían conocido a esa persona en línea. Puedes leer más de los resultados de esta encuesta aquí.

    El ghosting se ha vuelto tan generalizado en en los últimos años que aplicaciones para citas como Hinge han desarrollado características anti-ghosting para tratar de detener el mal comportamiento. Incluso ha transcendido al ámbito de la conducta profesional, ya que algunas personas han empezado a hacer ghosting a sus empleados.

    Para comprender mis propias experiencias de ghosting, leí todas las 43 secuencias de mensajes de los últimos tres meses. Hallé que había ghosteado a 29 personas de 43 con las que hablé en la aplicación. A continuación se muestra una tabla que desglosa mi actividad de ghosting:

    "Las formas actuales de tecnología están haciendo del ghosting una estrategia de disolución de relaciones más prominente", escribieron investigadores que fueron coautores del reporte. Ghosting y el destino: Las teorías implícitas de las relaciones predicen creencias sobre el ghosting. "La facilidad con la que se puede producir el ghosting en las redes sociales (un clic o la ausencia de un clic) incrementa las posibilidades con las que se podría emplear esta estrategia, sin consideración de las posibles consecuencias posteriores".

    Si nos importa una persona, incluso sólo un poco, ¿les debemos el ser considerados con sus sentimientos incluso si las cosas no funcionan? Me dispuse a determinar si podemos replantear el ghosting a través de la lente de la deuda emocional para ayudarnos a encontrar un antídoto al cinismo y miedo, y quizás aún más importante, para volvernos un poco más responsables con los otros en el camino.


    Hace unos cuantos año, salí en una cita con L, quien me había invitado a una conferencia pública de un destacado activista, no muy lejos de mi casa. Seguidamente, fuimos por sushi con uno de sus mejores amigos, riendo en voz alta durante la cena. Una vez que su amigo se fue, L terminó acompañándome a casa. Junto a un lago cerca de mi casa, se volvió hacia mí, murmuró algo acerca de lo linda que era, y me jaló para darme un beso.

    Salimos dos veces más: Una vez, vino a una reunión en mi casa con mis amigos. En otra oportunidad, fuimos a ver una película. Cuando me dejó en casa, me dio un beso de despedida. Y eso fue lo último que supe de él.

    Siendo pragmática, traté de no insistir en eso y, en cambio, me concentré en lograr una rápida recuperación. Pero mis amigos insistieron en que L me debía algo. Había conocido a su amigo íntimo. ¡Había venido a mi casa y conocido a mis amigos!

    No sólo es más fácil dejar de responder, también es más fácil olvidar que les debemos algo.

    Pero ¿qué es lo que exactamente me debía?

    De alguna manera, cuando hablamos de deuda emocional en el contexto del ghosting —el cual algunos estudiosos han argumentado que es crueldad emocional— hablamos del conjunto de acciones no tomadas. Conversaciones incómodas que nunca tuvieron lugar. Confrontaciones que nunca se han tenido. Preguntas que quedan sin respuesta. Esta ausencia deja a los ghosteados "solos en el manejo de la incertidumbre del ghosting sin la capacidad de obtener un cierre", escribió Leah LeFebvre, una académica que escribió un artículo sobre el ghosting llamado Amantes de Fantasmas: El Ghosting como una Estrategia de Disolución de Relaciones en la Era Tecnológica. De acuerdo con LeFebvre, la ambigüedad que siente la gente después de ser ghosteada "congela el proceso de duelo". Esto se puede tornar particularmente doloroso porque los canales de las redes sociales nos permiten seguir observando pasivamente, u orbitando, el uno al otro, incluso si hemos dejado de comunicarnos por completo.

    Algunos finales pueden sólo pedir un simple texto tipo "Perdón, no siento que tengamos una conexión emocional". En otros escenarios, puede que de hecho merezcamos una reunión cara a cara. Quizá L sólo necesita decir, "Oye, fue lindo, pero creo que no funciona para mí".

    A pesar de todo, la gente sí cree que se les debe cierto grado de trabajo emocional. No es poco razonable esperar una explicación de por qué las cosas terminaron —algunos incluso pueden decir que es decencia humana básica.

    Pero aquí es donde la tecnología entra y arruina todo.

    Primero, está la abundancia de gente que encontramos.

    En el día del trabajo del año pasado, en un intento a medias de "darme una oportunidad" otra vez, volví a descargar Tinder por enésima vez. Aunque este fue un día anormal —no solo lo fue después de un descanso de meses de las aplicaciones de citas, sino que también permití que mis amigos tomaran mi teléfono para navegar —de alguna forma de las arreglé para navegar a través de 466 potenciales enamorados, enamoradas, amantes, parejas, y todo lo demás. Ese es el equivalente de aproximadamente 42 equipos de fútbol dignos de parejas potenciales.

    Si bien los economistas han argumentado que aplicaciones como Tinder, Bumble, y Hinge le permite a la gente salir de su entorno general y reducir el "costo de búsqueda" de encontrar a un potencial compañero, este enfoque de citas también puede conducir a la adopción de una perspectiva orientada al consumidor. Incluso si nos propusiéramos realmente conectar con un individuo, puede ser difícil tener en mente la humanidad de alguien cuando se nos presentan TANTAS OPCIONES. (Ciertamente no ayuda que los perfiles de citas estén diseñados para parecerse a tomas de productos y descripciones de una revista y que, hasta hace no mucho tiempo, Tinder solía animar a la gente a "seguir jugando".)

    ¿Cómo podría yo —o realmente cualquiera— de verdad dedicar la capacidad limitada que tenemos para ser emocionalmente responsables ante este vasto número de personas?

    La tecnología ha hecho del rechazo un tipo de muerte por un millón de recortes.

    El segundo tema con el que los usuarios de citas en línea (y gente en general que sale en citas) se enfrentan es el desfase entre la oferta y la demanda. La gente viene a las citas en línea con diversas demandas diferentes. Está la persona que busca encontrar al compañero de vida. Está la persona que busca su siguiente cita casual. Está la pareja buscando a una tercera persona. Está la persona en la relación "éticamente no monógama". Están las miles de personas que simplemente acaban de salir de una relación y están sólo buscando un rebote.

    Todos estos factores han convertido las citas en un juego de "¿Qué puede hacer esta persona por ?" en vez de una exploración de quienes son y si podríamos conectar. Nos condiciona a esperar mucho de la otra persona mientras nos inculca también la idea de que no estamos en deuda con ninguna de las personas que conocemos en línea. No sólo es más fácil dejar de responder, también es más fácil olvidar que les debemos algo en absoluto.

    Y eso lleva a una mayor decepción: Las aplicaciones de citas han empezado a tornarse en uno de los últimos lugares en los que querríamos gastar la pequeña capacidad emocional que nos queda después de gastarla en otro lado. La mayoría de las personas ya se siente fatigada por las noticias, sin mencionar todas las cuestiones de la vida real con las que todos generalmente lidiamos. En los días malos, es difícil imaginarse a sí mismo creando espacio adicional para ser vulnerable. En otras palabras, el que le haga ghost a alguien en una aplicación de citas depende en gran medida de lo emocionalmente agotado que ya esté ese día.

    Piensa en la capacidad emocional como un tipo de cuenta que cada persona mantiene, aunque su saldo pueda fluctuar en mayor medida que tu cuenta bancaria común y corriente.

    Algunos días, coquetear en línea resulta fácil. En días en que estamos llenos de fondos, podemos estar más dispuestos a enviar mensajes a alguien después de que Tinder proclame con letras mayúsculas que ¡ES EL MATCH PERFECTO!

    Y luego hay otras momentos en que nuestras cuentas se vacían. Pensar en respuestas ingeniosas requiere energía, y recibir la foto de un pene a cambio puede costarnos lo poco que tenemos. De pronto, en un día en el que ya hemos luchado por salir con el capital emocional para ser juguetones, terminamos sin nada para dar, especialmente a extraños en Internet.

    Entonces, ¿dónde nos deja esto?

    Una reacción instintiva a este problema podría ser el rechazo de todas las aplicaciones de citas, e incluso de cualquier tipo de relación basada en la tecnología. Ciertamente parece haber un montón de escritos sugiriendo eso. ¿Pero es el sendero del progreso al amor el único camino para encontrar verdadera conexión?

    Sería fácil decir que sí. Pero sí que creo que estamos en un punto crucial en el que estamos empezando a cuestionar cuánto estamos permitiendo que la tecnología medie nuestras vidas. Desde controlar cuánto tiempo pasamos en las redes sociales hasta comprar libros impresos reales, de muchas maneras estamos en un período de corrección en el cual, mareados con una sobredosis de tiempo frente a la pantalla, estamos considerando el hecho de que demasiada tecnología puede de hecho cambiar nuestro comportamiento de maneras dañinas.

    Así que, ¿cómo resistimos al impulso de ceder a las formas egocéntricas en que la tecnología nos capacita para pensar sobre el mundo? Tal vez es pagando parte de la deuda emocional que debemos a la gente que conocemos en línea.

    La tecnología no solo ha hecho que la alegría de los "me gusta" y los "compartir" sea omnipresente. También ha hecho del rechazo diario un tipo de muerte por un millón de recortes. Cuando alguien no nos da el respeto que merecemos, tenemos dos opciones: Podemos pasar nuestro tiempo preguntándonos cuáles son las razones, o podemos aceptar que lo que queremos y necesitamos no es lo que ellos nos pueden proporcionar ahora mismo, y seguir adelante sin rencor. Quizá también estén agotados emocionalmente. Quizá no son tan inteligentes emocionalmente y están empleando su tiempo y energía en conexiones de corta duración. Quizá sólo estén indiscriminadamente haciendo ghosting a diestra y siniestra y acumulando deudas emocionales, como si estuvieran en un derroche de dinero narcisista. Sea cual sea el caso, es cuestión de cómo eliges protegerte para no salir herido.

    Luego, y quizá más importante, está cómo nos tratamos los unos a los otros. Eso está aún mucho más adentro del reino de las cosas que podemos controlar.

    ¿Pero es el sendero del progreso al amor el único camino para encontrar verdadera conexión?

    Al igual que con la forma en que usamos otras aplicaciones, tal vez nuestros seres sobresaturados funcionen como mejores seres humanos cuando limitemos la cantidad de personas con las que interactuamos en línea. Cuando salimos a las citas con honestidad y una intención (claramente establecida) que permite a todos los involucrados saber en dónde están parados. Cuando de hecho pensamos en las acciones no tomadas como una deuda no pagada.

    En el proceso de escribir este artículo, me di cuenta de que estaba potencialmente haciendo esperar a alguien, alguien que pensé era amable y atractivo, alguien con quien realmente podía imaginarme congeniando... sólo no ahora. Las vacaciones, si bien relajantes, pueden ser duras para un soltero divorciado, y yo simplemente no he tenido el espacio para comprometerme de la manera en que me gustaría.

    Después de una gran primera cita y un montón de entusiasmo inicial con A, rápidamente comencé a sentirme emocionalmente abrumada por la tarea de volver a empezar. Dejé pasar cada vez más tiempo entre textos. Me sentí casi aliviada cuando me enfermé y tuve que posponer la cita. Me vi a mí misma tratando de retirarme lentamente de la situación. Pero eso realmente no era justo.

    Así que, en vez de arrastrarnos a los dos a un largo y lento final, le envié un mensaje de texto a A diciéndole que no estaba en el estado mental adecuado para salir con alguien. Le dije que lo intentáramos de nuevo este verano, y A me envió un mensaje diciendo que realmente apreciaba mi honestidad y que haría exactamente eso.

    No todas las relaciones pueden requerir una ruptura prolongada, pero qué daño puede haber en hacerle saber a alguien que no estás interesado antes de cortar con ellos? ¿No es eso lo que todos queremos para nosotros mismos?

    Esta historia es parte de una serie sobre deudas de todo tipo.


    Este post fue traducido del inglés.