El lunes, durante la inquietante reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin en Helsinki, espectadores de todo el mundo sintonizaron el encuentro y esperaron—conteniendo el aliento—para ver qué sucedería entre los controversiales líderes mundiales.
Sin embargo, pocas personas anticiparon lo siguiente: en medio de su rueda de prensa conjunta, el presidente Putin obsequió al presidente Trump un balón de fútbol como un gesto simbólico para felicitar a EE. UU. por ganar la puja para ser coanfitrión de la Copa Mundial de 2026 junto con Canadá y México. "Ahora el balón está de su lado del campo", dijo Putin mientras entregaba el obsequio.
Ahora, lo normal es que los obsequios señoriales de líderes extranjeros sean para toda la nación. Pero Trump no compartió esta idea. Agradeció a Putin y luego anunció que, en realidad, el regalo "será para mi hijo, Barron" y procedió a pasárselo a la primera dama Melania Trump, que estaba en la audiencia. El balón rebotó en otra dirección.
La gente se mostró... ¿impactada? ¿Confundida? ¿Perpleja? ¿Preocupada (por Melania, particularmente)? Escoge dos.
Algunas personas inmediatamente asumieron que el balón escondía micrófonos.
Incluyendo al senador republicano Lindsey Graham: "Si fuera yo, revisaría el balón en busca de dispositivos de escucha y jamás lo admitiría en la Casa Blanca", escribió en su Twitter.
Y algunos le recomendaron a Trump (o mejor dicho, a Barron) que primero lo metiera en el microondas.
Mientras tanto, Melania recuperó el balón y se sentó entre la audiencia, sosteniéndolo en sus manos.
Supuestamente, luego se la entregó a un agente del Servicio Secreto.
IDK? IDK.
CORRECTION
Barron Trump's name was misspelled in a previous version of this post.
Este post fue traducido del inglés.