La Ciudad de México se convierte en un oasis para los migrantes

    Una pequeña ciudad de carpas se levantó a la mitad de la Ciudad de México. Ahí esperan recuperarse del cansancio de las últimas semanas y negociar su transporte para la frontera con Estados Unidos.

    La Ciudad de México se convierte en un oasis para los migrantes que entraron este fin de semana. En esta pequeña ciudad, conformada por carpas, planean recuperarse de enfermedades y ampollas, reagruparse y negociar algún transporte que los lleve a la frontera con Estados Unidos.

    Las autoridades esperan que lleguen 5 mil migrantes en los siguientes días al Estadio Jesús Martínez “Palillo”, en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, muy cerca del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Hasta el momento no se define cuánto será el tiempo que esperarán en este lugar.

    El campamento representa un descanso del tortuoso camino que han recorrido por las últimas tres semanas. Tanto como aguaceros, como con un sol avasallador, durmiendo sobre cartones en ciudades de las cuales nunca habían escuchado su nombre y rogando por algunas monedas para poder entrar algún baño público.

    Tres tiendas de campaña masivas que albergan a cientos de familias con niños pequeños y ancianos se instalaron en medio del campo, flanqueadas por otras más pequeñas con personal médico. Grupos de personas se recostaron sobre mantas donadas en las gradas donde los vendedores de cigarrillos paseaban buscando clientes. Los voluntarios jugaron con niños, organizaron un juego de fútbol para los adolescentes y se acercaron a las mujeres para preguntarles si necesitaban hablar con psicólogos.

    A un costado, un hombre está cortando el cabello debajo de las gradas. Afuera de las puertas del estadio se instaló una mesa para enseñar a los migrantes cómo funciona el metro de la Ciudad de México.

    And a video from the trenches with the dangerous fighters who will square off with Trump’s border troops.

    “Cualquier cosa que te imagines que genere estrés ellos lo están viviendo”, comenta Cecilia Espinosa, una voluntaria del Instituto Mexicano de Psicología de Emergencia, una organización no gubernamental.

    Nubia Estrada mira desde las gradas. Está rodeada por sus cuatros hijos que van desde los cuatro años hasta los 17. Todos están comiendo tortillas recién hechas. Nubia es una mujer muy delgada que parece tener más años de los 34 años que en verdad tiene. Solía vender pan casero en Honduras pero después de la tercera vez que fue encañonada al ser asaltada en un camión, decidió que ya era suficiente.

    La primera vez que Estrada escuchó hablar de la caravana fue el viernes 12 de octubre a través de una cadena de televisión local en Honduras. Pensó cuidadosamente si se unía o no, sabiendo los riesgos que enfrentaría como una madre soltera. Para la mañana del domingo ya se había decidido. Cualquier lugar será mejor. Juntaron todo lo que pudieron dentro de unas pequeñas mochilas, e iniciaron el viaje.

    La caravana comenzó con unos centenares de personas, la mayoría familiares, pero un segmento de la HCH (cadena de TV local), explicó, de manera errónea, que el transporte y las comidas serían dadas por los organizadores. Esta información falsa llegó a los países vecinos como Guatemala y El Salvador lo que provocó que el grupo creciera hasta las 7 mil 200 personas.

    El momento de la caravana ha sido fortuito para Trump, cuyas cadenas de amenazas a los gobiernos del Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) y México le dio a su base antiinmigrante un nuevo grito de guerra días antes de las elecciones intermedias. Él ha afirmado repetidamente que se mezclaron "criminales y personas de medio oriente desconocidos" así como "combatientes muy duros". De los miles que cruzaron a México, las autoridades mexicanas deportaron a dos hondureños de la caravana la semana pasada, que eran buscados por cargos de homicidio y drogas.

    Las personas dentro de la caravana han leído historias sobre cómo Trump está acercando tropas a la frontera con México. Ellos, profundamente fieles, están seguros que que Trump suavizará sus acciones cuando vea que son inofensivos, y solo buscan trabajo.

    Mientras esta caravana se abre paso en México, al menos otras dos caravanas se han formado desde Centroamérica y han tomado camino al norte — una señal sobre la nueva tendencia de migración. Mientras esto sucedía una vez al año en la última década, la mayoría de las veces como un acto político para denunciar el maltrato de las autoridades mexicanas, nuevas y más grandes caravanas han salido desde abril de este año para ayudar a las personas a viajar de manera más segura hacia Estados Unidos.

    Esta última, que salió de Honduras el mes pasado, es las más masiva al momento, lo que pone en una situación sin precedentes al gobierno saliente de Enrique Peña Nieto como a la nueva administración de Andrés Manuel López Obrador.

    Las autoridades federales habían condicionado la ayuda humanitaria a aceptar un tipo de detención, brindándole solo a los migrantes que solicitaron asilo, lo que los obligó a permanecer en el sur de México durante el proceso administrativo. De acuerdo con la Secretaría de Gobernación, más de 2 mil 790 personas han solicitado el estatus de refugiado hasta el momento, y otros 478 solicitantes de refugio han pedido ser "devueltos voluntariamente" a su país de origen.

    Pero el lunes por la mañana, organizaciones internacionales como Unicef y la Cruz Roja levantaron sus tiendas de campaña en el estadio en la Ciudad de México. Los migrantes se acurrucaron en grupos sobre las gradas, durmieron acomodando la cabeza dentro de sus brazos cruzados. Los que estaban muy adoloridos fueron con un chamán, de una iglesia local, que atendía a un puñado de pacientes.

    El chamán cerró los ojos y presionó con sus manos la rodilla de una mujer, diciendo una oración en voz baja. Después insertó una aguja de acupuntura debajo de la rótula. A un lado de él, una voluntaria estaba dando un masaje a otra mujer mientras otra daba auriculoterapia a otro paciente.

    Mientras el grupo espera la llegada del resto de los migrantes que arribarán más tarde, reina el silencio en el estadio.


    Este post fue traducido del inglés.