Los robots sexuales ya son una realidad, ¿te atreverías a probarlos?

    ¿Tener sexo con un robot implica engañar a tu pareja?

    Puede que los robots sexuales hayan llegado a la conciencia colectiva a partir de la exitosa serie de HBO, Westworld, pero ahora están multiplicándose en este mundo, lo que genera interrogantes sobre los potenciales efectos que tendrán en sus "clientes" humanos.

    Los sexbots en el mercado en la vida real, al contrario de los robots muy humanos de Westworld, hasta ahora solo gimen y son cálidos al tacto. Pero la iniciativa de una compañía canadiense para hacerlos más populares está generando algunas discusiones muy incómodas.

    La ciudad de Houston, Texas, se vio envuelta en controversia recientemente cuando una compañía, KinkysDolls, anunció sus planes para abrir un "burdel de muñecas de amor", en el que los clientes podrían concertar citas a solas con los robots. Una empresa similar a la de KinkysDolls, que cobraba a sus clientes por hora o por media hora, abrió en Toronto en el 2017.

    KinkysDolls no respondió a ninguna de las solicitudes de declaración. Pero en una entrevista con el Toronto Sun, el dueño de la compañía, Yuval Gavriel, describió el servicio como una oportunidad para probar las muñecas antes de comprarlas, pues son muy caras; su precio va de $2000 a $3500.

    “No somos un burdel”, dijo Gavriel al periódico. "En realidad estamos en contra de los burdeles y en contra de la discriminación de cualquier tipo contra hombres y mujeres".

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    Pero la comunidad de Houston protestó y montó una campaña. La respuesta del municipio se hizo pública esta semana, cuando se prohibió que las personas tuvieran relaciones sexuales con un dispositivo que se pareciera a un ser humano en un establecimiento orientado al sexo. Sin embargo, la compañía todavía está autorizada a vender los robots a los clientes para que ellos los usen por su cuenta.

    Pero a medida que la tecnología avanza inevitablemente (una muñeca robot más avanzada hecha por otra compañía, Harmony, puede tener una conversación y mover la cabeza), van creciendo los interrogantes sobre el efecto que tienen estos robots en los humanos y en sus relaciones.

    ¿Cómo deberíamos tratar a estas cosas? ¿Como personas, o como grandes vibradores y Fleshlights que hablan? ¿Tener sexo con un robot implica engañar a tu pareja? ¿Estos dispositivos nos harán sentir más solos? ¿Más confiados durante el sexo? ¿O menos?

    No hay muchas investigaciones que respondan estas preguntas, así que solo nos quedan nuestras dudas, nuestra imaginación y las comparaciones con Westworld. Las reacciones que se vieron en las redes sociales iban de la incredulidad al asco y la curiosidad.

    @DRUDGE_REPORT "Keep Robot Brothels Out Of Houston"...Yet another headline I never thought I would see in my lifetime.

    Una encuesta aleatoria a 100 personas del 2016, realizada por investigadores de la Universidad Tufts, preguntaba a los participantes: "¿Sería apropiado utilizar robots sexuales en vez de prostitutas?".

    Los encuestados respondieron que sí seria apropiado y dieron a la posibilidad un promedio de seis en una escala de aceptabilidad del uno al siete. Fue el nivel más alto de aceptabilidad, pues "¿Sería apropiado usar robots sexuales para las personas discapacitadas?" y "¿... para reducir el riesgo de enfermedades de transmisión sexual?" quedaron en segundo y tercer lugar respectivamente.

    Los sujetos de la encuesta también relacionaron más el uso de un robot sexual con la masturbación que con las relaciones sexuales con humanos.

    Pero eso no significa que no haya quienes se oponen fervientemente, como Kathleen Richardson, profesora de ética en la Universidad De Montfort y fundadora de la Campaña Contra los Robots Sexuales, y la organización religiosa en contra del tráfico sexual y la pornografía, Elijah Rising. Ambas organizaciones creen que los robots sexuales alentarán a los hombres a practicar y representar fantasías violentas con las mujeres.

    "Cuando los hombres pagan por sexo, buscan poder y dominación", dijo David Gamboa, director de comunicaciones de Elijah Rising. "No dejarán de buscar eso ni dirán: 'Vaya, ahora tenemos una buena alternativa'. No creo que la diferencia entre tener relaciones sexuales con un robot y con un humano sea un muro impenetrable".

    Allissa, una trabajadora sexual en el burdel legal de Nevada Sheri’s Ranch, quien no quiso dar su apellido, también cree que disponer libremente de los robots sexuales alentará la violencia sexual. Pero no cree poder ser reemplazada por un androide.

    "He escuchado muchas cosas en sesiones con clientes, pero nunca me han pedido que actúe como un robot o como una muñeca sexual", dijo. "Quieren mi personalidad y quieren una conexión. Quieren la 'girlfriend experience'".

    Heather Berg, una educadora en la Universidad de California del Sur cuyas investigaciones se enfocan en el trabajo sexual, cree que los argumentos que hablan de alentar la violencia están idealizando la historia y mal interpretando el presente.

    "No sé en qué pasado se basan", dijo. "Los hombres heterosexuales han representado fantasías violentas contra las mujeres desde antes de los robots sexuales, antes de la Internet e incluso antes de la pornografía en video".

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    Berg cree que la discusión sobre los robots sexuales tampoco refleja su realidad.

    "Es una novedad, no es la nueva crisis en las relaciones sexuales", dijo. "La nueva tecnología no es necesariamente peligrosa. La ansiedad que se genera es más grande que la cuestión en sí".

    Qiao Wu, vocero de Exdoll, una compañía china de muñecas sexuales que está invirtiendo en los robots sexuales, comparte esta opinión.

    "El problema no es la muñeca o el robot sexual. Algunos hombres ven a las mujeres como objetos aunque no sepan que las muñecas y los robots sexuales existen", dijo. "Es un problema de ética social y de educación. No se trata de los juguetes sexuales".

    Incluso un columnista del Houston Chronicle, Chris Tomlinson, dijo que, al fin y al cabo, solo se trata de una máquina.

    "Ante la ley, un juguete sexual de tamaño real con chips informáticos no debería diferenciarse de un vibrador", escribió.

    Los robots sexuales actuales ni siquiera tienen el tipo de inteligencia que tienen Alexa, Google Assistant o Siri... simplemente gimen cuando se los toca.

    Y el año pasado, investigadores de la Fundación de Robótica Responsable, una organización no lucrativa que busca una mayor comprensión de la ética en la tecnología, escribieron que la realidad de los robots sexuales actuales y en desarrollo "es considerablemente diferente a sus homólogos de la ciencia ficción".

    "Son, básicamente, muñecas sexuales mecanizadas con expresividad limitada y habilidades de conversación mínimas", agregaron.

    Incluso el dueño de KinkysDolls reconoció en su entrevista con el Sun que "esa tecnología no existe".

    "No estamos cerca de tener robots que se muevan", dijo. "Tomará mucho tiempo y requerirá de mucho dinero".

    Para Allissa, la trabajadora sexual de Nevada, mientras más tarde, mejor.

    El dueño del Bunny Ranch y de otros seis burdeles legales en Nevada ya ha propuesto un proyecto para crear un burdel de robots en Las Vegas para el 2020, donde los robots sexuales trabajen junto a los trabajadores sexuales humanos, un panorama que Allissa, de Sheri's Ranch, considera amenazador e injusto.

    "Si pueden poner muñecas sin vida en Las Vegas, eso invadiría mi negocio", dijo. "Trabajamos en ambientes restrictivos y no parece que esos burdeles de muñecas vayan a tener ningún tipo de control".

    Este post fue traducido del inglés.