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Creía que estaba en la cama con su novio hasta que le vio la cara

"Dije: 'me siento violada. Esto no está bien. Pero no sé si es ilegal'". El caso de esta mujer ha expuesto un vacío legal en la legislación sobre violaciones.

WEST LAFAYETTE, Indiana — Abigail Finney estaba durmiendo en la cama de su novio cuando le sintió.

Oficialmente hablando, solo llevaban unas semanas saliendo. Era uno de esos romances universitarios donde alguien en el grupo de amigos poco a poco se convierte en algo más que amigo o amiga, con bromas privadas y momentos robados.

Él era un chico divertido y sociable, que de alguna manera era colega de todo el mundo, mientras que ella era tranquila. "Salía de clase el primer día y ya tenía amigos", contó ella observando con sus grandes ojos marrones detrás de unas gafas redondas y extra grandes. "Yo no tengo ese talento".

Sus habitaciones estaban en los extremos del mismo pasillo en la residencia First Street Towers, en el campus de West Lafayette de la Universidad Purdue de Indiana, un centro especializado en ciencias e ingeniería en un mar de tierras de labranza, donde el lugar de privilegio está ocupado por una estatua de bronce de corte limpio de Neil Armstrong.

Los chicos de First Street tenían suerte. The Towers es un alojamiento espacioso y moderno en comparación con los sótanos improvisados y con aspecto de oficinas en los que algunos alumnos de Purdue se han visto obligados a dormir. En The Towers tenían habitaciones individuales y baños privados. Podías incluso invitar a amigos, siempre y cuando no hicieras demasiado ruido. La abuela de Abigail, que estaba casada con un profesor de Purdue, tuvo que mover algunos hilos para conseguir una plaza a esta estudiante de primer curso, de 19 años.

"Como chica la verdad es que no puedes luchar contra todo, así que básicamente te ríes".

"Fue una de esas noches", cuenta Abigail, de melena larga y castaña, piel pálida y estilo "hipster" de los noventa. Su novio, que también cursaba el primer año de carrera, la había pedido que fuera a pasar el rato en su habitación. Había invitado a algunos amigos y estaban jugando a videojuegos en su futón. Ella se retiró a la litera que había encima. Estaban bebiendo alcohol, aunque se supone que no podían hacerlo. Abigail se mantuvo sobria y centrada en su portátil mientras realizaba compras online. De cuando en cuando su novio subía la escalera para verla y abrazarla. Era el once de febrero de 2017. Unos días más tarde iban a celebrar su primer Día de San Valentín como pareja.

En un momento dado Grant, uno de sus amigos, hizo un comentario soez; dijo que esperaba que Abigail recibiera "buen sexo" de su novio, cuenta ella. Ella pensó que estaba borracho y comportándose como un estúpido, así que fingió que le hizo gracia. Al fin y al cabo eran una pareja reciente. Sus amigos iban a decir cosas raras. "Como chica la verdad es que no puedes luchar contra todo, así que básicamente te ríes", contó.

Se hizo tarde. La noche fue avanzando. Abigail se quedó dormida junto a su novio. Sus tres amigos se quedaron a dormir en el futón.

Abigail es de esas personas de sueño profundo que puede apagar el despertador o tener conversaciones completas con alguien y después no acordarse de nada. Pero esto la despertó, al menos en parte: él la tocaba desde atrás y le acariciaba el pecho por encima de su camiseta.

Dejó que la tocara. No hicieron ruido. Sus amigos estaban dormidos. Dejó que la mano de él se deslizara por dentro de los pantalones de su pijama y empezara a tocarle el clítoris. Se dejó llevar. Seguía mirando hacia otro lado cuando tomó el pene de él con la mano y se lo introdujo en la vagina. Tuvieron sexo. Fue breve; tal vez un minuto. Ella lo detuvo cuando le dijo que tenía que ir al baño.

Cuando terminó subió por la escalera para volver a meterse en la cama. Pero entonces fue cuando vio quién estaba dentro.

No era su novio. Era Grant.

"Recuerdo que me estaba sonriendo. La imagen era horrible", dijo. "Fue algo así como... yo estaba frenética. No sabía qué estaba pasando".

Pensó que los chicos le estaban gastando una broma. Preguntó dónde estaba su novio. Los otros amigos se despertaron y dijeron que no lo sabían. Se dio cuenta de que faltaban sus llaves, así que fue corriendo a su habitación y se encontró a su novio dormido en su cama.

"Dije: 'me siento violada. Esto no está bien. Pero no sé si es ilegal".

"¿Cuánto tiempo llevas en mi habitación?" preguntó con urgencia. Él contestó que no podía dormir porque ella ocupaba mucho sitio en su pequeña litera, así que se había retirado ahí hacía horas. Ella le explicó lo que había hecho Grant. Su novio, furioso y confuso por lo que le acababa de contar Abigail sobre el comportamiento de su amigo, salió corriendo.

A solas en su habitación, Abigail intentó procesar lo que acababa de ocurrir. ¿La habían violado? ¿Eso era ilegal? Envió mensajes de texto a dos amigas para pedirles consejo. "Dije: 'me siento violada. Esto no está bien. Pero no sé si es ilegal".

Abigail tenía motivos para sentir confusión. Según la ley de su estado, lo que había hecho Grant técnicamente no era ilegal, aunque más tarde él admitió que sabía que Abigail no había dado su consentimiento a tener relaciones sexuales con él. El motivo es que en Indiana el sexo solo se convierte en violación cuando se realiza por la fuerza o con amenazas, si la víctima tiene incapacidad mental y no puede dar su consentimiento adecuadamente o si él o ella no es consciente de que está teniendo relaciones sexuales.

Abigail sabía que estaba teniendo relaciones sexuales. Pero no sabía que era con Grant.

Pregunta a la mayoría de la gente cuál es la definición de violación y lo más seguro es que escuches variaciones de la frase "sexo no consensual". Pero el caso de Abigail ha expuesto un vacío legal no solo en la legislación de Indiana sino en más de tres cuartas partes de los estados y territorios de los EE. UU.: la palabra "consentimiento", cuando aparece en un estatuto, no está expresamente definida en las leyes.

En este vacío, el sexo inducido mediante fraude, engaño o suplantación de identidad a menudo no es ilegal. Solo existen verisones leyes que rigen violaciones por fraude en un puñado de jurisdicciones de EE. UU., incluyendo California, Idaho, Missouri, Tennessee y Puerto Rico. En Alabama se considera un delito menor. En Colorado es delito solo si el infractor finge ser el cónyuge de la víctima. Esto hace que las leyes sobre abusos sexuales sean un caso atípico desde el punto de vista legal. Julie Olthoff, representante de estado de Indiana, comparó la situación con alguien que finge ser un comprador para convencer al dueño de un coche de que le entregue las llaves, pero luego no lo devuelve al concesionario. "Eso se procesaría [como robo]", dijo. "¿El derecho de una persona a su propio cuerpo no es mayor que el derecho de una persona a otra posesión?"

A raíz del caso de Abigail ha habido un impulso por parte de los legisladores estadounidenses, así como activistas contra los abusos sexuales, para criminalizar la violación por fraude y definir mejor el significado de dar consentimiento.

Pero estas leyes también nos van a obligar a interrogar la naturaleza del sexo y puede que básicamente cambien cómo lo percibimos.

Cuando tienes relaciones sexuales con alguien, ¿estás de acuerdo con acostarte solamente con la entidad física que tienes delante? ¿O es algo más grande y complejo? Muchas personas podrían pensar que un hombre que engaña a su cuñada para tener relaciones sexuales fingiendo ser su gemelo idéntico debería ser enjuiciado. Pero, ¿qué pasa con el hombre que engaña a una mujer fingiendo ser una versiónfalsa de sí mismo, un hombre más exitoso o incluso soltero? ¿Y qué pasa con las legiones de mentiras que hay detrás de muchos perfiles de búsqueda de pareja en línea donde la gente se presenta con falsedades y utilizando información muy escasa?

"No tengo claro dónde podríamos legislar eficazmente todos los casos en el que una persona miente", dijo Sally Siegrist, miembro de la asamblea de Indiana que encabeza el intento de cambiar la ley de su estado tras el caso de Abigail, "porque entonces llegas a ese punto en el que te dices que vale, el chico dijo que estaba en el equipo de fútbol y no lo está. Sigue sin estar bien. Es un abuso, pero no tengo claro que pueda ascender a la categoría de violación".

La ley lleva cientos de años enfrentándose a casos de violación por fraude. El caso documentado más antiguo seguramente ocurrió en 1822, cuando un hombre llamado Joseph Jackson se introdujo en la cama de una mujer en Lancaster, Inglaterra, "como si fuera su esposo" y tuvo relaciones sexuales con ella. Hay varios casos más documentados, incluyendo uno en 1884 en que una mujer irlandesa de nombre Judith Gorman se quedó dormida mientras su esposo estaba fuera pescando. Se despertó cuando Michael Dee entró en su habitación a oscuras y se puso encima de ella. "Has venido muy pronto", le dijo Gorman a Dee creyendo que era su esposo. Fue solo cuando él empezó a tener relaciones sexuales con ella (en la corte británica del siglo XIX se decía que tuvo "conexión con ella") que ella le tocó el pelo y se dio cuenta, con horror, de que aquel hombre era un extraño.

En el juicio los jueces dictaminaron que Dee tenía que saber que Gorman creía que era su esposo, por lo que le dijo cuando él entró en la habitación. Fue este conocimiento lo que convirtió el acto en una violación.

Le tocó el pelo y se dio cuenta, con horror, de que aquel hombre era un extraño.

Estos casos no están limitados a los anales de la historia. En 2005, una mujer de Massachusetts estaba durmiendo en la cama de su novio y se despertó al entrar un hombre en la habitación. Fue solo cuando el hombre abrió la puerta para marcharse tras tener relaciones sexuales con ella que ella se dio cuenta de que se era el hermano de su novio. No obstante, el tribunal supremo del estado indicó que el acto no era ilegal ya que, al igual que en Indiana, la violación se define como tener relaciones sexuales a la fuerza contra los deseos de otra persona.

En estados donde la violación por fraude está expresamente prohibida estos casos pueden tener resultados muy diferentes. En uno de ellos, Tennessee, un hombre fue declarado culpable de violación en 1996. Llamaba a mujeres fingiendo ser su amante y las convencía para que se desnudaran, se vendaran los ojos y esperasen a que llegara. "Dime algo que solo sabemos tú y yo", le dijo una mujer mientras él empezaba a tener relaciones con ella, pero él no le contestó. Ella, aterrorizada, se quedó bloqueada al darse cuenta de que el hombre no era quien ella creía que era. Fue condenado a 15 años de cárcel y ahora vive en Nashville.

En otro lugar, un juzgado canadiense defendió la condena de un hombre declarado culpable de abusos sexuales en 2008, tras tener relaciones con una mujer que creyó que era su hermano gemelo. No dijo nada incluso cuando ella exclamó el nombre de su hermano. Un año más tarde en Australia del Sur, un hombre se enfrentaba a cargos criminales tras tener relaciones sexuales con la madre de su amigo. Al igual que Abigail, la madre estaba durmiendo cuando sintió el tacto de un hombre que ella asumió que era su pareja. Al igual que Abigail, estaba apenas despierta mientras se introducía el pene del hombre en la vagina. Pero al contrario que en el caso de Abigail, el hombre fue condenado por violación.

"Se pueden violar estos derechos con mentiras tanto como utilizando la fuerza o amenazas". 

Históricamente hablando, las leyes sobre violación están enraizadas en el deseo machista de evitar que se mancillen la virtud y castidad de la mujer. Esto ayuda a explicar por qué durante siglos la violación marital no era un crimen: una mujer casada no podía ser "mancillada" por el sexo con su propio marido, independientemente de que diera o no su consentimiento. Por la misma lógica, las mujeres solteras a las que engañaban para tener sexo no eran víctimas a los ojos de la ley porque habían consentido en ser "mancilladas".

Pero las últimas décadas han cambiado el enfoque de la ley a lo que Jed Rubenfeld, profesor de derecho de Yale, denomina el concepto de autonomía sexual: el derecho de una persona a decidir con quién y en qué circunstancias tiene relaciones sexuales. "La libertad presupone una autonomía propia que incluye... cierta conducta íntima", escribió el juez Anthony Kennedy en el caso de la Corte Suprema de 2003 que derribó las leyes que consideraban la sodomía anticonstitucional.

Para Rubenfeld este concepto de autonomía sexual va mucho más allá.

"Suponiendo que la autonomía signifique algo, sin duda incluye el derecho a no tener relaciones sexuales con un hombre casado si no quieres", argumentó en un artículo escrito en 2013. "Sin duda incluye el derecho a no tener relaciones sexuales con alguien a quien no le interesa tener una relación seria. Se pueden violar estos derechos con mentiras tanto como utilizando la fuerza o amenazas".

Sentada en su oficina de una inmobiliaria con vistas a un océano de rascacielos de Manhattan, Joyce Short sabe lo que significa reconstruir su vida tras una serie de traumas.

De niña sufrió abusos sexuales. En la universidad sufrió una agresión sexual. Y con veintipocos años un hombre encantador nacido en el extranjero la enamoró. Le dijo que era soltero, judío, tenía varios años más que ella, se había graduado con éxito en la Universidad de Nueva York e incluso era veterano de Vietnam. En realidad no era ninguna de esas cosas.

Short, que ahora tiene 70 años, empezó a descubrir la verdad cuando llevaban meses de relación; ella se quedó embarazada pero él la convenció para que abortara. Después de ayudarla a volver a casa tras su estancia en el hospital le contó que no estaba soltero. Seguía casado con la mujer que él decía que era su ex. Ella abrió el armario de las medicinas, cogió un bote de pastillas para dormir y se las tragó todas. "El único motivo de que yo esté aquí ahora haciendo esto", contó Short a BuzzFeed News en una entrevista, "es porque no había suficientes pastillas en el bote".

Short cree firmemente que lo que su ex pareja le hizo era tan malo como las agresiones sexuales que había sufrido anteriormente, o tal vez incluso peor ya que se vio emocional y psicológicamente atrapada en la relación. Al final la relación terminó y ya no están en contacto. "Su agresión hacia mí es algo a lo que me enfrento todos los días de mi vida", contó. Incluso cuando se relaja viendo la televisión no puede escapar. Para Short, Mad Men no trata sobre un astuto ejecutivo de publicidad que se reinventa a sí mismo, sino sobre un hombre que viola a su mujer al ocultar su verdadera identidad. Don Draper era como su ex: una farsa.

"Durante tres años me violó repetidas veces con su perversión para robarme sexo, afecto y cariño. Fue una violación emocional y también una violación por fraude", escribió Short en una biografía autopublicada.

En los últimos años Short se ha convertido en una de las principales defensoras del país contra las violaciones por fraude. Tiene un blog, envía correos electrónicos a legisladores y fiscales y comparte su historia con periodistas y el público. Cuando vio a Tarana Burke, fundadora de #MeToo, hablando en Manhattan en octubre, aprovechó la sesión de preguntas y respuestas para animar a Burke a unirse a su propio movimiento: Short quiere que el consentimiento se defina en todos los estados como "acuerdo otorgado libremente, con conocimiento e informado", algo que ella cree que, por extensión, criminalizará todo tipo de violaciones por fraude.

No todo el mundo se muestra receptivo. Los comentarios en su blog pueden ser escépticos o incluso maliciosos. Los fiscales la ignoran. "La gente no quiere abrir la caja de Pandora", admitió. "No quiere lidiar con el concepto del consentimiento".

A principios de febrero de este año Short estaba sentada frente a su ordenador cuando recibió un correo electrónico de la alerta de Google News que había creado sobre casos de violación por fraude. Abrió el enlace. La historia era sobre un nuevo veredicto de un jurado en Indiana. Le hirvió la sangre.

Sentada en su habitación mientras intentaba recuperarse del shock, Abigail hizo lo único que se le ocurrió: buscó en Google para ver si otras mujeres habían vivido algo como lo que le acababa de ocurrir con Grant.

"No sé si hablo en nombre de todas las mujeres, pero sin duda antes de que esto ocurriera siempre pensaba que haría, y siempre me decía pues sencillamente lo denunciaría. Un juicio precipitado", añadió. "Pero no es tan fácil cuando se trata de la vida real, porque es menos blanco y negro".

Al final encontró el número de la línea directa de RAINN, las siglas de Rape, Abuse & Incest National Network (red nacional para violaciones, abusos e incesto). La instaron a acudir al hospital y le prometieron enviarle una persona defensora para ayudarla.

Durante la relación sexual estaba medio dormida y con la mente nublada. ¿Lo había soñado todo? 

Empezó a dudar de sí misma. Durante la relación sexual estaba medio dormida y con la mente nublada. ¿Lo había soñado todo?

Fue entonces cuando volvió su novio. (El novio de Abigail rechazó hacer una entrevista y la pareja pidió que no se le nombre en esta historia). Había hablado con Grant, que confesó que sabía que Abigail creía que estaba teniendo relaciones con su novio.

"Así que entonces supe que sí había ocurrido", dijo ella. "Estaba bastante segura, pero creo que dudas de ti misma cuando ocurre algo tan... no sé ni cómo explicarlo. Fue como algo que ni te imaginas que pueda ocurrir".

Fueron juntos al hospital, donde unas enfermeras con formación especial le tomaron muestras para una prueba de violación, pusieron su ropa sobre papel de cera para recopilar cualquier evidencia suelta y le recetaron medicamentos de prevención de enfermedades de transmisión sexual.

En la comisaría de policía, Abigail y su novio fueron entrevistados por detectives en salas diferentes. "Hicieron cosas muy del estilo de CSI que no pensé que fueran a hacer", recuerda Abigail. Entre otras cosas hicieron que su novio llamara a Grant. "Grabaron la llamada", dijo Abigail. "Y luego la utilizaron como su causa probable para detenerlo".

(La Universidad de Purdue rechazó poner los informes policiales a disposición de BuzzFeed News. Los datos de esta historia se recopilaron mediante entrevistas, transcripciones del juicio y documentos del juzgado obtenidos por BuzzFeed News por otros medios).

Después de ser puesto bajo custodia a las 23:33 ese mismo domingo, Donald Grant Ward, de 19 años y conocido por sus amigos como Grant, admitió a la policía que lo que había descrito Abigail era correcto, según una declaración jurada ante la policía. Admitió que había esperado a que el novio de Abigail saliera de la habitación antes de subirse a la litera. Admitió que, en la habitación a oscuras, ella le daba la espalda cuando empezó a tocarla. Admitió que sabía que Abigail creía que era su novio. Cuando le preguntaron por qué lo pensaba, contestó: "porque se acercó mucho a mí".

"Adicionalmente", escribieron las autoridades en su declaración jurada de causa probable, que no nombraba a Abigail, "Ward indicó que tuvo relaciones sexuales con la Víctima #1 a sabiendas de que ella creía que era su novio".

Los fiscales del Condado de Tippecanoe tomaron una decisión fatídica: decidieron presentar cargos por dos cargos de violación.

"Me indicaron los cargos específicos y no se me ocurrió cuestionarlos", dijo Abigail, "pero en retrospectiva debería haberlo hecho".

El jurado emitió un veredicto en cuestión de horas.

Durante el juicio, que duró tres días, el abogado defensor Kirk Freeman alegó que aunque la conducta de Grant fue "poco caballerosa", no era ilegal bajo la ley de Indiana. El jurado estuvo de acuerdo.

"Una cosa puede estar mal, puede ir contra las normas culturales y contra la etiqueta, pero no significa que sea un crimen," indicó Freeman a BuzzFeed News. "Hay muchas cosas en este mundo que nosotros no haríamos, pero eso no las convierte en un crimen".

Sentado en su oficina a unos pasos del juzgado neogótico del centro de Lafayette un soleado día de octubre, sudoroso y desaliñado tras haber regresado rápidamente de atender a un cliente anterior, Freeman insistió en que Grant no realizó ningún acto físico, ningún actus reus en términos legales, que pudiera considerarse fraude.

"Hay muchas cosas en este mundo que nosotros no haríamos, pero eso no las convierte en un crimen".

"No hizo ninguna declaración. No dijo nada. No hizo nada. No se puso ninguna máscara", dijo Freeman. (Grant rechazó ser entrevistado para esta historia).

El abogado defensor dijo que el caso estaba "sobrecargado" por los fiscales, que según él deberían haber presentado cargos por agresión sexual. "No tiene ningún sentido si te pones en plan 'pobre víctima, pobrecita, pobrecita'", dijo, imitando a un niño lloriqueando. "Si lo que te preocupa es ella ¿entonces por qué no presentas cargos por lo que podrías hacer en vez de por lo que sabías que estaba fuera de los límites?

La ley de agresión sexual de Indiana fue enmendada en 2012 para incluir escenarios como el de Abigail, donde alguien toca para obtener gratificación sexual "los genitales, zona púbica o nalgas, o el pecho femenino" cuando esa persona no es consciente de que ese tacto se está produciendo".

"Tenían una ley que habría protegido a Abigail", dijo Freeman en relación a los fiscales, "y se negaron a aplicarla".

Pero la ley de agresión sexual solo cubriría el momento inicial en que Grant tocó a Abigail mientras ella dormía, no la relación sexual que se produjo cuando ella despertó. También suponía una condena máxima de 2,5 años en la cárcel. Si hubiera sido condenado por por violación Grant se habría enfrentado a entre tres y dieciséis años de cárcel.

(Patrick Harrington, fiscal del Condado de Tippecanoe, rechazó varias solicitudes de dar una entrevista para este artículo. Citando la supresión de los antecedentes penales de Grant tras su absolución, Harrington también se negó expresamente a poner ningún registro sobre el caso a disposición de BuzzFeed News).

Cuando el portavoz del jurado leyó el veredicto el 6 de febrero de este año, Abigail estaba segura de que le declararían culpable. Había escuchado los últimos argumentos y creía que el caso del fiscal era convincente. No recuerda si algún miembro del jurado la miró mientras leían la primera decisión de no culpabilidad. "Cuando leyeron la primera", dijo, "más o menos supe que iba a librarse".

"Estaba bastante furiosa. Sentí que había malgastado un año de mi vida cuando podía haber estado intentando sanar; sin embargo estuve reabriendo la herida una y otra vez", dijo. "Mi terapeuta incluso dijo que el juicio fue un segundo trauma, así que supongo que sentí que había hecho todo aquello para nada".

Sally Siegrist, representante republicana del Condado de Tippecanoe en la legislatura del estado, estaba decidida a asegurarse de que el dolor de Abigail no fuera para nada.

"No quiero que ninguna otra víctima de una violación vuelva a tener que ver cómo liberan a su violador por culpa de un vacío legal en los estatutos de nuestro estado. Eso no es aceptable", contó a BuzzFeed News en una entrevista bajo la vidriera de colores de la ventana de la rotonda del edificio del capitolio de Indianapolis. "Hacemos las leyes para proteger a a nuestros ciudadanos. Nuestra ley no protegió a Abi".

Para Siegrist, la historia de Abigail desenterró recuerdos de cuando ella era alumna en una universidad de Indiana a principios de los años setenta. Una noche un estudiante se metió en la cama de una mujer que dormía y que creyó que era su novio. El incidente dio pie a una serie de charlas sobre seguridad y cambios en la política de las residencias. Siegrist recuerda lo indignada y horrorizada que se sintió viendo cómo habían vulnerado la confianza de esa joven. Pero la década de los setenta era una época diferente y no sabe decir si en ese momento lo vio como una agresión sexual.

"No quiero que ninguna otra víctima de una violación vuelva a tener que ver cómo liberan a su violador por culpa de un vacío legal en los estatutos de nuestro estado".

No obstante, insiste en que lo que le ocurrió a Abigail fue una violación. Y le enfurece el hecho de que Grant se librara.

"Me parecía aborrecible que tuviéramos a un violador confeso y no pudiéramos condenarle", dijo.

Harrington, amigo cercano de Siegrist, la mantuvo al día sobre el caso cuando lo llevó a juicio, y Siegrist defendió su decisión de presentar cargos de violación en lugar de agresión sexual contra Grant, teniendo en cuenta su confesión y la evidencia del ADN. Aun así, el fracaso de Harrington a la hora de conseguir la condena prendió fuego en ella, algo que podría no haber ocurrido si hubiera presentado los cargos menores. "Seguramente todavía me habría sentido incómoda con nuestra ley sobre violación, pero puede que no estuviera tan decidida", dijo.

Siegrist reclutó a una de sus compañeras de profesión favoritas, la también republicana Julie Olthoff, que representaba al Distrito 19 de Indiana, cerca de Chicago. "Es una persona menuda, jovial, con una eterna sonrisa", dijo Siegrist. "Es un pequeño bulldog en lo que respecta a temas que afectan a mujeres y niños. Es una guerrera".

Olthoff no había oído hablar del caso hasta que Siegrist le habló de la absolución de Grant. "No está bien. No está bien. ¿Cómo puede ser posible? Algo no está bien en el sistema", recuerda Olthoff sobre sus primeras impresiones. "Solo está durmiendo en la cama de su novio. No lo consideras un lugar donde puedas sufrir daños. Ahí es donde se vuelve aterrador, cuando piensas estoy a salvo. Pero no lo estás".

"Solo está durmiendo en la cama de su novio. No lo consideras un lugar donde puedas sufrir daños".

Su plan era reformar el acto penal del estado y extender la definición de violación. Se reunieron con la asociación de fiscales, defensores públicos, la oficina del fiscal general del estado, policías y alguaciles así como con ICESA, Indiana Coalition to End Sexual Assault (coalición de Indiana para poner fin a las agresiones sexuales). Siegrist empezó a tantear a compañeros de trabajo en busca de apoyo, incluso a hombres republicanos y conservadores que lidiaban torpemente con las nuevas reglas sociales de la era #MeToo.

Decidida a aprender todo lo posible sobre violaciones por fraude, Siegrist también conectó con una mujer que se encontraba a unos cuantos kilómetros de distancia, en Nueva York: Joyce Short. A Siegrist le horrorizó enterarse del engaño que había sufrido Short. La compadeció profundamente. Aun así...

Cuando BuzzFeed News le preguntó sobre su definición de violación, Siegrist contestó: "sexo no consentido". Cuando se le preguntó cómo define el consentimiento,Siegrist ofreció una definición muy parecida a la que Short está intentando impulsar: "acuerdo libremente informado y completamente informado". Pero cuando se le preguntó si cree que lo que le ocurrió a Short fue una violación, hizo una pausa. "No estoy segura", respondió. Duda a la hora de escribir una definición del consentimiento en la ley criminal, y cree que la ley civil ofrecería un mejor remedio legal para las mujeres como Short.

Pero como señal de todas las tonalidades de gris que existen, la compañera de Siegrist Olthoff tiene una visión completamente diferente. "Si mientes para obtener una posesión eso es robar, lo cual constituye un delito", indicó. "Así que si mientes para acostarte con alguien eso también debería ser delito".

"Necesitamos un sentido del consentimiento fundamental para saber lo que significa el sexo no consentido", añadió Short.

En su oficina de Nueva York, Short contó a BuzzFeed News que los legisladores como Siegrist deberían, efectivamente, ir a por todas o irse a su casa. "Lo que hay es legisladores que seleccionan los casos cuidadosamente y se dicen: "Vale, mis votantes consideran que ese caso atroz, y yo quiero asegurarme de que mis votantes creen que les voy a proteger contra ese tipo de agresión sexual en particular", dijo. "Pero necesitamos hacer algo de mayor envergadura".

"Necesitamos un sentido del consentimiento fundamental para saber lo que significa el sexo no consentido", añadió Short.

Kirk Freeman, el abogado defensor de Grant, preguntó (increíblemente) si tal impulso legislativo "criminalizaría tirarles los tejos a las chicas". Tras la absolución de Grant, Freeman comparó el caso de Abigail al de mujeres que se acuestan con hombres que fingen ser estrellas del fútbol americano.

Siegrist desestimó su analogía como "regodeo de abogado que acaba de 'salvar a un violador confeso'". Eso es completamente diferente de alguien que se mete en la cama de una mujer y ella da por hecho que, como está a salvo en su cama, se trata de su novio", dijo.

"Ya no es confundir las manzanas con las naranjas", dijo "Es que estás confundiendo el bisón con las patatas".

Fueron argumentos como los de Freeman los que acabaron con un intento del estado de Nueva Jersey de criminalizar la violación por fraude. Troy Singleton, ahora senador del estado de Nueva Jersey que entonces era miembro de la Asamblea, introdujo la ley cuando una de sus votantes, Mischele Lewis, sufrió un engaño e incluso se quedó embarazada de un hombre que conoció en línea y que fingió ser espía británico.

Pero la ley de Singleton nunca salió del Comité. Según contó a BuzzFeed, la mató la falta de capacidad de la gente para aceptar que lo que había sufrido Lewis fue abuso sexual porque no hubo violencia física, y por los argumentos de la prensa local que aseguraban que los juzgados acabarían abarrotados de donjuanes mentirosos.

Joyce Short ya había escuchado estos argumentos. Pone los ojos en blanco ante la idea de que los fiscales van a iniciar actuaciones penales contra los hombres que mientan a las mujeres diciéndoles que las quieren para llevárselas a la cama. Hay estándares evidentes que cumplir, argumenta ella, además de una cierta discreción procesal para proseguir solamente los casos de decepción más indignantes.

Short está convencida de que unas leyes nuevas tendrían efecto disuasorio y acabarían con la decepción, "porque nadie quiere ir a la cárcel por echar un polvo. No es más que sentido común".

"Cambias la moralidad cuando cambias las leyes", dijo.

El año pasado Short recibió el honor de ser nombrada Woman of Distinction (Mujer de Distinción) por un miembro de la Asamblea de Nueva York, la demócrata Rebecca Seawright, en parte gracias a su defensa en casos de agresión sexual. Seawright contó a BuzzFeed News que se encuentra en las primeras fases de su propio impulso para criminalizar la violación por fraude en el estado. Siegrist y ella iban a testificar a favor de sus mutuas leyes: una republicana rural y una demócrata de Manhattan mostrando al país que esto estaba por encima de la política.

Pero la revolución de Short puede que aún esté muy lejos. El impulso de Indiana terminó bruscamente el pasado mes. Tanto Siegrist como Olthoff fueron derrotadas por los demócratas en las elecciones a mitad del mandato, cuando las mujeres de los suburbios y estudiantes universitarias jóvenes acudieron en bandada a las urnas para expresar su descontento con la política conservadora. Otra republicana de Indiana está preparándose para asumir la legislación en la próxima sesión, pero por ahora Short se queda sola intentando cambiar el mundo desde su cocina.

Hace dos años Short estaba precisamente en su cocina cuando la llamó un periodista del Kansas City Star. Un hombre llamado Mario Ambrose Antoine se había hecho pasar por productor de pornografía para persuadir a docenas de mujeres para que tuvieran relaciones sexuales con él bajo el falso pretexto de que debían realizar una audición para películas pornográficas. La evidencia mostró que Antoine, que había sido sido juzgado y condenado por cargos de fraude electrónico federal, había buscado "violación por decepción" en Google y había visitado el sitio web de Short. En su acusación, los fiscales describieron el sitio web como "un sitio web gestionado por una superviviente de abusos sexuales que busca educar a las mujeres para evitar fraudes de abusos sexuales como este que ha perpetrado Antoine". El periodista quería saber si Short estaba al tanto de que había jugado un pequeño papel para ayudar a capturar a un depredador.

"Las lágrimas empezaron a bajarme por las mejillas", dijo con la voz rota. "Estaba entusiasmada al saber que lo que había hecho había tenido sentido y había marcado una diferencia".

Aunque lo intentó, Abigail no pudo evitar recordar lo que le había sucedido. Grant fue expulsado del campus, pero su cara apareció en la portada del periódico estudiantil cuando fue acusado. En grandes grupos de chat, los estudiantes especulaban sobre el caso sin darse cuenta de que la mujer que lo protagonizaba era miembro del grupo.

Tuvo que dejar los estudios durante un semestre para recibir tratamiento por estrés y depresión severa.

Durante el juicio de tres días de duración Abigail se vio obligada a mirar a Grant para identificarle como su agresor. Fue la primera vez que le había visto desde que empezó a subir a la cama aquella mañana casi doce meses atrás y vio su sonrisa. "Tenía mucho miedo y estaba intentando superarlo", dijo. "Cuando hizo aquello tenía el pelo largo, y ahora [en el juicio] se lo había cortado, así que en el fondo de mi mente yo pensaba: ¿Voy a tener que tener miedo de dos tipos de hombre a partir de ahora?"

Su madre, Leslee Finney, dijo que Abigail se convirtió en otra persona; ya no era la feliz estudiante de matrícula del instituto que se marchó de casa para ir a la universidad. "Tenía una ansiedad terrible. Tenía pesadillas y se despertaba dando gritos", contó Leslee. "Se volvió triste y retraída. Ya no reía ni sonreía ni nada parecido".

El veredicto empeoró las cosas. Pavoneándose tras su victoria en la corte, Freeman, el abogado defensor, se burló de la experiencia de Abigail llamándolo "sexo con arrepentimiento de una Becky", o la típica chica blanca. La prohibición de volver al campus de Grant caducó a los 12 meses, pero Abigail y sus amigos ya no le hablan. Se enteró de que se había transferido a otra universidad en Indiana, pero no está segura de dónde. "Ahora es el problema de otra persona", dijo. "Es como ir por la calle dándole patadas a una lata".

Aunque es ferozmente política y se ha unido al grupo de Demócratas Socialistas por América de su campus, se desconectó totalmente de las audiencias del caso de Brett Kanavaugh. Intentó no leer la incesante cobertura mediática y evitó hablar del tema con sus amigos. "Había muchos paralelismos entre lo que la gente decía en las noticias nacionales y cómo reaccionó la gente ante mi caso", dijo. "Como '¿por qué arruinarle toda la vida por cometer un error?'" Eso dijo la gente sobre mi caso".

Pero la terapia ha funcionado, aunque lentamente. "Está empezando a volver a ser la de siempre", dijo Leslee.

Abigail ha vuelto a clase y vive en un estudio fuera del campus. Quiere ponerse al día con los créditos que se perdió para poder graduarse con sus amigos. Tiene una gata que le aporta apoyo emocional, Ellie, a la que bautizó por el personaje de Laura Dern en Parque Jurásico. Cuando nos conocimos Abigail llevaba un pequeño collar con estegosaurios alrededor del cuello. Es su dinosaurio favorito. Le encantan las placas que lleva a la espalda, esa espina dorsal tan única que utiliza para luchar contra los depredadores.

También sigue con su novio. "Él tuvo que tomar una decisión: ¿Voy a esperar a que pase este periodo tan horrible o no?, una decisión verdaderamente horrible", dijo, "especialmente teniendo en cuenta que estábamos al principio de nuestra relación".

Todavía está furiosa. Está furiosa con Grant, por supuesto, pero también por tener la mala suerte de vivir en un estado donde la violación por fraude no es ilegal. Cuando se gradúe quiere mudarse lejos de Indiana, a algún lugar más cálido y tal vez con leyes diferentes. "La verdad es que este estado no tiene nada de malo", dijo. "Solo es que... no sé. No es para mí". ●

Este artículo ha sido traducido del inglés.