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Una "cita de Tinder que salió mal" relatada vía Instagram es una historia de terror moderna

Deslizó hacia la derecha porque le gustó su perro. Pero lo que ocurrió esa noche se convirtió en una historia #MeToo viral.

NUEVA DELHI - "Hola, bellos amigos". La historia de Instagram empezaba como cualquier otra. La mujer de la pantalla era K., de 21 años y del sur de la India, con más de 12 000 seguidores que visitaban su cuenta para ver imágenes sobre sus citas para follar, cómo tener curvas con cintura de avispa y la alimentación con alimentos basados en plantas, además de unas preciosas fotos acompañadas de mensajes que a menudo no estaban relacionados pero eran inspiradores.

Pero este vídeo era diferente.

"Esta es mi historia sobre una cita de Tinder que salió mal", contó K. con una sonrisa nerviosa. "Como ya sabéis soy una persona superpositiva, pero esta es una de las historias más duras que he tenido que contar en la vida..." contó mientras retorcía el cuello de su camiseta.

Al final la historia de Instagram no era solo sobre una cita que salió mal sino el relato de una presunta violación contada en más de 80 vídeos de 15 segundos, capturas de pantalla y fotos. (También es el motivo por el cual K. no puede ser identificada en esta historia, ya que la ley india prohíbe identificar a las presuntas víctimas de violaciones). Según la historia de Instagram, en 2015 K. quedó atrapada en casa de un joven cuyo apellido no recordaba, sin forma de escapar. El hombre la violó repetidas veces y le hizo fotos desnuda. Dijo que solo pudo salir de su casa a la mañana siguiente, cuando amenazó con ponerse en contacto con la policía.

"Le quité importancia y la ignoré, pero ocurrió. Es real".

Incluso antes de publicar esta última historia de Instagram, K. era una anomalía en las redes: una joven india que utilizaba Internet para hablar de manera gráfica (y a menudo desternillante) sobre el sexo.

En un mar de #BrownGirlMagic, positivismo corporal, #MelaninMondays y consejos sobre el maquillaje, las historias de K. sobre los "sugar daddies" que le compraban regalos, de sus rollos o de sus incómodos encuentros con amantes tímidos, la felicidad de estar en la cama con un "tentempié" (todo esto relatado con un encantador gesto de asombro) eran el tipo de comportamiento emocionante, un poco morboso pero aun así sano que la mayoría de las mujeres indias sencillamente no siguen en sus perfiles sociales, especialmente si, como K., todavía viven con sus padres. Cuando la veías en Instagram te daban ganas de lanzar vítores con cada aventura nocturna que tenía, a la vez que le mandabas mensajes para asegurarte de que llegaba a casa sin problemas.

Unos días antes de que hablara de esta presunta violación, K. había mencionado brevemente una cita que tuvo con un hombre que no la dejó abandonar su apartamento negándose a devolverle la ropa. Contó que inmediatamente después empezó a recibir mensajes de apoyo que la llamaban "superviviente" y le daban las gracias por sincerarse.

"Hasta ese momento nunca me había considerado una víctima", contó a BuzzFeed News después de subir la historia de Instagram el 18 de julio de 2018. "Me resultó fácil narrar la historia como si fuera la trama de una película, porque lo vi como un incidente que me ocurrió una vez; no como una violación ni un abuso ni ninguna de esas palabras. Nunca me traumatizó. Le quité importancia y la ignoré, pero ocurrió. Es real".

Esa historia de Instagram fue solo el principio.

En 2015, el año en que K. se descargó Tinder por primera vez para ojear una selección de hombres. En la India, esta aplicación para ligar recibía 7,5 millones de deslizamientos de pantalla al día. Entonces (y también ahora), el mayor reto de la empresa ha sido conseguir que se apunten suficientes mujeres. Aunque tener citas es común en la india, especialmente en las ciudades, a menudo se encubre. Las familias siguen pensando que el principal objetivo del noviazgo es el matrimonio, tener hijos y decidir quién hereda sus bienes, así que la persona con quien salen sus hijos es una decisión muy cercanamente gobernada (y a menudo aplicada de manera coercitiva) por los límites del grupo étnico, la religión, la casta y la clase.

La primera vez que le vio en Tinder, en octubre de 2015, K. dijo que deslizó hacia la derecha porque le gustó su perra. Una vez hicieron "match", cuenta ella, no podían dejar de mandarse mensajes de texto.

"Algo en mi cerebro de 19 años dijo: ¡Qué profundo es! ¡Chica, igual es el que estás buscando! ¡Tienes que conocerle!".

BuzzFeed News se puso en contacto con el hombre identificado como el que tuvo la cita con K. poco después de que K. subiera su historia. En un intercambio de correos electrónicos, el hombre mandó a BuzzFeed News capturas de pantallas con las amenazas que había recibido como resultado de que se publicara la historia de K., así como un comunicado publicado por él en su cuenta de Instagram, en el que niega haber abusado de K.

BuzzFeed News no da el nombre de este hombre porque por ahora no ha sido detenido ni está siendo sometido a ninguna investigación por cargos de violencia sexual.

La primera y única vez que K. y el hombre se conocieron fue el 8 de noviembre de 2015. Hacia el final de su cita en un conocido pub llamado Harry's en Bangalore (una ciudad al sur de la India que a menudo se describe como el Silicon Valley del país por su alta concentración de empresas tecnológicas), K. contó a BuzzFeed News que se dio cuenta de que estaba un poco borracha y también de que era demasiado tarde para volver a su residencia universitaria. Al igual que muchos lugares de alojamiento esporádico para estudiantes en la India, la habitación tenía un horario de entrada. Si se te pasaba la hora tenías que pasar la noche fuera. Era una regla pensada para que las mujeres estuvieran a salvo asegurándose de que volvían pronto a sus habitaciones, pero a menudo el resultado era que muchas jóvenes se quedaban tiradas en la calle, al igual que le pasó a K. aquella noche.

"Él dijo: 'no pasa nada, vivo muy cerca de aquí. Puedes venir a mi apartamento'", contó K. en su historia de Instagram.

"¡Quería conocer a su perra!" contó ella a BuzzFeed News durante una llamada telefónica en julio. K. dijo que su móvil estaba casi muerto, así que lo puso en modo avión para conservar batería. "Pensé que podría ponerlo a cargar en su apartamento mientras pensaba dónde podía pasar la noche.

Cuando se metieron en el ascensor, cuenta K., el hombre apagó las luces (en la India, los ascensores antiguos suelen tener interruptores para la luz y el ventilador para ahorrar electricidad), la empujó a la fuerza contra la pared y empezó a besarla. "Recuerdo intentar liberarme pero no podía", contó en Instagram.

K. también contó a BuzzFeed News que, en retrospectiva, sintió haber visto señales de que su cita tenía una personalidad "agresiva y dominante", pero en aquel momento no prestó demasiada atención. "Pensé que igual era uno de esos hombres a los que les gusta el rollo un poco duro con alguien".

K. no intentó abandonar al hombre en el espacio de tiempo entre que salieron del ascensor y llegaron a su apartamento. "Pensé que, una vez dentro y con las luces encendidas, podría conseguir cobertura en el móvil y así conseguiría averiguar cómo ir a casa o a casa de alguna amiga", contó a BuzzFeed News. Pero, cuenta K., una vez dentro las cosas fueron a peor.

En cuestión de minutos, contó K. en su historia de Instagram, su cita la había vuelto a aprisionar. Primero en el salón, y después, según cuenta ella, la arrastró hasta su habitación. "Gente: lo que realmente me afectó fue cómo echó a su perra de la cama con un empujón", contó K. en su Instagram. "Los amantes de los animales no hacen eso".

K. describió a BuzzFeed su estado en el apartamento del hombre como "borracha, físicamente incapaz de hacer gran cosa pero consciente de todo lo que ocurría". Cuando él la dejó en la cama para ir a buscar un condón, K. dijo que se negó verbalmente por primera vez. "Le dije: 'Eh, ¿qué haces? No quiero follar. Quiero irme a casa".

"Recuerdo mirar al techo y recuerdo tener la sensación de que estaba muerta".

Me daba la sensación de que la personalidad del tío cambiaba continuamente", contó a BuzzFeed News. Según cuenta, el hombre tan pronto exigía sexo como de repente intentaba poner música con su portátil para crear un ambiente adecuado. El cambio entre lo que K. llamaba su "voz de psicópata" y su "voz cariñosa de esposo", dijo, era lo que de verdad le daba terror.

"Recuerdo mirar al techo y recuerdo tener la sensación de que estaba muerta", contó en su historia de Instagram. "Por primera vez sentí disociación; casi como si no estuviera dentro de mi propio cuerpo. Estaba mirando al techo, que también estaba desenfocado, pensando que eso era lo único que me iba a ayudar durante los minutos siguientes, mientras este tío estaba encima de mí follándome y haciendo mucho ruido. Estaba congelada, en plan Vale, hazme lo que quieras, no pasa nada, pensando que si se quedaba dormido por lo menos podría salir de su casa.

En un clip de su historia titulada "La realidad de ser mujer en la India", K. describió los dos intentos que cuenta que hizo de escapar del apartamento. La primera vez, contó, él la arrastró de vuelta a la cama. La segunda vez, según K., el hombre se negó a devolverle el sujetador, y la perra le había mordisqueado la camiseta. "Quería marcharme, pero... ¿cuáles eran mis opciones? Salir de su casa a las 2 de la mañana y meterme en un taxi con un extraño, sin camiseta ni sujetador, arriesgando mi vida, o quedarme atrapada en una casa con un hombre que prácticamente era un extraño para tener relaciones sexuales en contra de mi voluntad", contó en Instagram.

Solo consiguió salir del apartamento al día siguiente, cuenta K. a BuzzFeed News, después de que él la violara por tercera y última vez; en su historia de Instagram K. contó que estaba tirada en la cama "como una estrella de mar muerta". Antes de que la dejara marchar, según ella, también insistió en hacerle fotos desnuda con su móvil.

BuzzFeed News habló con una mujer (una de las mejores amigas de K. en Bangalore) a la que K. envió varios mensajes desde el apartamento antes de quedarse sin batería. "La primera vez que me contó que la estaban obligando a tener relaciones sexuales y quería marcharse, yo estaba más o menos a una hora del barrio en el que estaba ella", contó la amiga de K. "Pero K. no se había fijado en el nombre del apartamento en el que vivía K. y Google no me daba su ubicación exacta. Incluso así, mi novio de entonces y yo nos ofrecimos para intentar encontrarla. Pero su móvil estaba a punto de morir, ella no podía hablar delante de aquel hombre y llegó un momento en el que envió un mensaje de texto diciendo que era demasiado tarde y que encontraría una manera de salir de ahí por la mañana. En cualquier caso, una vez murió su móvil no teníamos manera de contactar con ella".

La amiga contó que solo pudo hablar con K. a la mañana siguiente, cuando K. volvió a la residencia. Contó que K. estaba enfadada y afectada, y también aterrorizada pensando en el "porno de venganza". "Teníamos muy claro que queríamos hacer algo, incluso interponer una demanda. Ella siempre ha sido una chica atrevida, pero tenía miedo del hecho de que él le había hecho fotos desnuda, y por eso lo dejamos pasar".

El presunto incidente ocurrió hace tres años, cuando K. y su amiga tenían 19 años y estudiaban en una universidad en Bangalore. Desde entonces, ambas jóvenes han cambiado de ciudad y de número de teléfono. Como resultado, contaron, ninguna de ellas tenía capturas de pantalla ni evidencia grabada de que aquella conversación que tuvieron hubiera ocurrido.

En su historia de Instagram, K. también compartió dos imágenes previamente publicadas en su "feed". Una estaba hecha y publicada la mañana después de que abandonara el apartamento: era una imagen de ella con una sudadera con capucha azul que le había dado el hombre. En la imagen el cuello de K. está cubierto de moretones. Ningún comentario acompañaba a la imagen. La otra foto era de unas semanas más tarde. Un "selfie" hecho en el espejo con el mensaje "me duele todo".

Aunque la ley india no tiene un estatuto de limitaciones definido en lo que respecta a registrar casos de violaciones, a las víctimas les resulta tremendamente difícil demostrar sus acusaciones con el paso del tiempo. La evidencia física desaparece y a menudo los recuerdos se alteran con el tiempo.

Al hablar de la presunta violación en su historia de Instagram, K. inició una conversación que es tan poco habitual como urgente. India se ha ganado la etiqueta de ser el país más peligroso del mundo para las mujeres, en parte debido a una encuesta de percepción basada en gran medida en las espantosas historias de violaciones en grupo, secuestros y asesinatos de mujeres y niños. La frecuencia con la que estos actos de violencia tan brutales ocurren por todo el país a menudo oscurece el hecho de que más del 95 % de las veces, a las mujeres y niños no les violan grupos de desconocidos en la calle sino las personas más cercanas a ellos. Aunque ahora cada vez hay más mujeres que denuncian estos crímenes, sigue habiendo todo un mundo de violencia por parte de la pareja que nunca se denuncia. Por ejemplo, el 2018 la India sigue sin reconocer la violación dentro del ámbito del matrimonio.

En cuanto terminó de contar su calvario, dijo K., recibió un mensaje de una mujer que inmediatamente identificó al hombre con el que K. había tenido la cita con su nombre completo.

En cuestión de segundos, K. miró su lista de contactos bloqueados y encontró su página de Instagram. Contó aquella "mala cita". Después compartió una captura de pantalla de su perfil en su historia de Instagram con el título "por si acaso alguien tiene curiosidad", con lo que le marcó como "depredador" ante sus 12 000 seguidores.

Durante las siguientes 24 horas, la cuenta de Instagram de K. recibió una inundación de mensajes. Recibió miles de seguidores más. Hombres y mujeres le enviaban mensajes de solidaridad instándola a estar a salvo, hablando de sus propias experiencias relacionadas con las citas, los abusos y el consentimiento. K. contó que unas cuantas mujeres más también aseguraron haber tenido citas con ese hombre y su experiencia no fue muy agradable, aunque ninguna de las demás indicó haber tenido relaciones sexuales no consentidas con él.

En Twitter y Facebook, la indignación contra la cita de K. cogía cada vez más fuerza. Él recibió numerosas amenazas de daños, incluyendo personas enfurecidas por le hecho de que presuntamente había maltratado a su perra. (El hombre compartió capturas de pantalla de estos mensajes con BuzzFeed News). En Twitter, los activistas de derechos animales comenzaron a organizar una operación de rescate, o al menos para ir a ver qué tal se encontraba la perra.

El día después de que K. compartiera su historia de Instagram sobre la cita que tuvo con este hombre, él decidió hacer un comunicado también en Instagram. En dicho comunicado negaba la acusación de violación, pero solo después de haber rebatido la acusación de K. de que maltrató a su perra.

"Deja a la perra fuera de esto", decía el comunicado. "A la perra la cuidan como a una reina, ni más ni menos. No dudéis en preguntar a cualquier persona que haya interactuado conmigo o con ella, o que la ha visitado en casa. Es mi bebé. Siempre y cuando os portéis civilizadamente, sois bienvenidos a verlo vosotros mismos".

Entonces negó la narrativa de K., comenzando una guerra de mensajes en Instagram y en la sección de comentarios de esta publicación.

"K. y yo tuvimos relaciones sexuales consentidas, de las cuales ninguno de los dos disfrutó demasiado. Por la mañana siguiente lo hablamos como dos adultos mientas ella estaba cómodamente tumbada en la cama diciendo que no le apetecía marcharse y quería cariñitos".

El hombre alegó que la historia de K. era falsa y difamatoria. Escribió que "ella tomó gran parte de la iniciativa en cuanto a tener intimidad física, directamente en Harry's y hasta la mañana siguiente".

Como evidencia para responder a las acusaciones de K. incluyó cuatro capturas de pantalla de una conversación de Whatsapp entre ambos, dos imágenes del Instagram de K. y una captura de pantalla de su propio perfil de Facebook en el que contaba que en el pasado había sido un tipo "salido" que se había portado mal con las mujeres estando borracho, pero que desde entonces había aprendido su lección.

"Hay muchas más cosas que me gustaría decir, pero las reservo para el tribunal de justicia".

En la primera captura de pantalla, tomada de una conversación de Whatsapp entre ambos la tarde después de su cita, el hombre le pregunta a ella si ha llegado bien a casa. K. le da las gracias por "una noche muy bonita" pero después añade: "En realidad esto no va a funcionar".

"Me encantó estar contigo y todo eso, pero lo que pasa es que somos personas muy diferentes. Me das la impresión de que eres tremendamente dominante en la cama, y eso es algo con lo que yo no puedo. De verdad que no puedo. Lo siento", escribe ella.

El hombre rechazó compartir toda la conversación con BuzzFeed News, pero en una nota que incluía con esta captura de pantalla escribió: "Dejaré que sean los expertos en el tema los que comenten si las víctimas suelen enviar a sus violadores mensajes de texto diciendo que lo habían pasado muy bien".

Por otro lado, esta captura de pantalla era para él una manera de defenderse en conexión con lo que él llamaba un encuentro sexual "desagradable pero consentido". Ya había recibido varias amenazas de violencia física y le habían dicho que había personas que iban a ir a arrebatarle a su perra. La conversación de WhatsApp daba a entender (por lo menos en cuanto al tono) que se había despedido de K. en términos agradables.

Pero en una historia de Instagram aparte que K. compartió al día siguiente, y que no quedó grabada en las historias destacadas (donde las historias siguen almacenadas más allá de su ciclo de vida de 24 horas), indicó que fue "amable" porque tenía miedo del "porno de venganza". K. dijo que eso fue en gran parte el motivo de que no lo denunciara.

Estas dos interpretaciones de la misma conversación son, en muchos sentidos, exactamente lo que el movimiento #MeToo ha intentado desvelar en las redes. Muchas mujeres reconocen que hablar con un abusador con buenas palabras mientras repites la palabra "no" es una manera de mantenerse a salvo (y en algunos casos con vida), al mostrarte amable con la persona que te podría hacer daño. (Uno de los ejemplos más reveladores de esto fue cuando el productor de Hollywood Harvey Weinstein intentó convencer a Lupita Nyong'o para que le dejara darle un masaje. Horripilada por el posible resultado de esta solicitud, la actriz acordó darle a él un masaje, para así "saber dónde tenía Harvey las manos en todo momento".)

En su defensa, el hombre compartió dos imágenes sacadas del Instagram de K. en las que ella lleva la sudadera con capucha azul que él le dio cuando se marchó de su apartamento. Una de las imágenes era la de K. con el cuello magullado, que ella compartió el día después de la cita. La otra era una captura de pantalla tomada de un vídeo en el que ella está bailando con la sudadera de capucha, casi dos años más tarde.

"Otra para los expertos en la materia", escribió él. "¿Acaso las víctimas suelen quedarse con cosas que pueden desencadenar malos recuerdos (como por ejemplo una sudadera) durante más de 20 meses y bailar alegremente con ella puesta? Hay muchas más cosas que me gustaría decir, pero las reservo para el tribunal de justicia".

Pero, en respuesta, K. escribió en Instagram que se volvió a poner la sudadera porque no estaba traumatizada y no le provocaba recuerdos negativos. Dijo que "la sudadera para mí no tiene ningún valor, y ahora está en la basura".

La respuesta a la pregunta del hombre sobre K. y por qué no actuó como una víctima de violación apareció en un comentario en su página de Instagram.

"Después de un tiempo, la ansiedad y el miedo que tenía cada vez que le veía fueron desapareciendo. Solo quedan las lágrimas".

"Deja que te explique algo", escribió la usuaria de Instagram. "Después de un tiempo, ya nada desata los malos recuerdos. Mi primo me violó cuando tenía ocho años, y todavía le veo cada tanto tiempo después de unos meses. Unos años más tarde, cuando se lo pregunté, lo negó. Después de un tiempo, la ansiedad y el miedo que tenía cada vez que le veía fueron desapareciendo. Solo quedan las lágrimas. ¿No debería tener recuerdos negativos, entonces?"

La última captura de pantalla que compartió el hombre es de una antigua publicación de Facebook que empieza con las palabras "me too". La había escrito en octubre de 2017, poco después de que empezaran a aparecer en las noticias las revelaciones sobre Harvey Weinstein.

Escribió que una mujer le había perseguido y casi había abusado de él mientras estaba en la universidad, pero que había aprendido de la experiencia. Escribió: "He tenido relaciones poco equilibradas, he estado demasiado salido durante la primera cita y mucho más".

Pero las cosas ahora habían eran diferentes. El hombre dijo que había cambiado. "Yo (nosotros) hemos cometido errores, hemos aprendido de ellos y gracias a esto hoy somos mejores personas. Es siempre una calle de doble sentido, en el que hay que tomar buena nota del consentimiento y el 'para'".

El comunicado que el hombre compartió en Instagram, y al que iban unidos estas capturas de pantalla, finalizó con estas palabras: "declaro categóricamente que las acusaciones de violación son una difamación. Me duele ser acusado falsamente de violación sabiendo específicamente cómo los procedimientos legales afectarán a mi padre".

"El estado de derecho es supremo. A no ser que se retraigan las acusaciones y se publique una disculpa, tengo la intención de poner una denuncia de difamación mañana. Igualmente, estoy dispuesto a ir a juicio frente a cualquier persona que me acuse de haberla maltratado, y si se me declara culpable merezco por completo un castigo".

La historia de K. desapareció de Internet en cuanto el hombre la amenazó con tomar medidas legales. Ya no aparecía entre los destacados de su perfil de Instagram.

"¿No es esto un caso clásico de 'él dijo tal cosa, ella dijo tal cosa'?" comentó un usuario de Instagram bajo el comunicado del hombre. "¿Por qué iba un chico o chica querer difamar de pronto a alguien de manera tan arbitraria? ¿Cómo podrían apoyarle otras chicas si la historia no fuera cierta?".

"No estoy tomando bandos, pero voy a formular algunas preguntas de verdad", dijo otro usuario. "¿Por qué K. de pronto puso su perfil en modo privado cuando sabía que todo el mundo está compartiendo su historia?".

En lo que respecta a K., la historia ha finalizado, tanto en Instagram como en la vida real. Unos días después de la declaración del hombre, volvió a las redes y dejó claro por qué había eliminado su historia de Instagram.

"Eliminé el Destacado y puse mi perfil en modo privado por motivos legales", escribió. Por ahora, ha "vuelto a las publicaciones positivas".

"Este incidente no me define. No somos las historias que nos repetimos una y otra vez o que escuchamos en boca de otras personas una y otra vez", indicó por teléfono. Como una auténtica "millenial", tras finalizar la conversación la compartió en Instagram. "Lo más importante es que ahora todo el mundo sabe cómo es él. Se le ha acabado el chollo; ya no podrá repetir esta mierda con más mujeres.

Al día siguiente el comunicado del hombre había desaparecido de Instagram. Según una captura de pantalla que compartió Instagram lo había borrado porque violaba las directrices de la comunidad. BuzzFeed News se ha puesto en contacto con Instagram para pedir una aclaración.

"Este incidente no me define. No somos las historias que nos repetimos una y otra vez o que escuchamos en boca de otras personas una y otra vez".

Para muchos hombres que fueron espectadores, la historia de K. englobaba la pesadilla moderna del #MeToo: ¿Y si tres años después de una cita que salió mal aparece alguien y describe un encuentro sexual incómodo como una violación?

Pero para otros la historia les resultaba verdadera precisamente porque hablaba de la manera en que las mujeres viven los "encuentros sexuales incómodos"; a veces, aceptar hacer algo que no querías hacer desde el principio es un acto de defensa propia. Y cuando lo que tienes que aceptar es tener relaciones sexuales, la sensación se parece mucho a que te están violando.

Uno de los principales motivos por los que las mujeres están diciendo #MeToo, es para enfrentarse la hostilidad que encuentran sus palabras cada vez que intentan describir la experiencia de sufrir abusos, despidos y violaciones. Sobre el papel, una violación es algo que parece blanco o negro: mujeres violadas y traumatizadas que lloran, denuncian el crimen y son capaces de quedarse con todas las pruebas necesarias para la condena. De no ser así, ¿cómo podríamos saber que no mienten?

Como han demostrado los millones de mujeres que han compartido sus historias en las redes, la verdad casi nunca es así de sencilla. En cuanto a K. y el tribunal de los medios sociales, el público ganó: las mujeres quedaron advertidas contra un posible depredador y se hizo justicia. Pero en otro mundo, donde los tribunales se reúnen y examinan la evidencia más minuciosamente y con estándares de pruebas muy difíciles de alcanzar, la batalla solo estaba empezando. ●

Este artículo ha sido traducido del inglés.