Así se siente tener un aborto ilegal

    “Nadie debería pasar por algo así a solas, así que estudié mucho y me convertí en una especie de experta en abortos”.

    Seis países prohíben el aborto totalmente, incluso cuando está en peligro la vida de una mujer embarazada. Otra docena de países tienen excepciones tan limitadas que convierten al aborto en algo ilegal.

    El acceso al aborto es amenazado, discutido y debatido acaloradamente alrededor del mundo, y sin embargo existe una voz que no se suele escuchar frecuentemente: la de las personas que pasaron por un aborto.

    BuzzFeed Health pidió a miembros de la comunidad BuzzFeed que nos contaran sobre sus abortos. El formulario fue compartido ampliamente y traducido a varios idiomas. Recibimos más de 1.200 respuestas, solo del formulario en inglés.

    Hubo muchas respuestas de mujeres que viven en países con las leyes de aborto más restrictivas del mundo. A continuación, una selección de historias que representan el amplio espectro de experiencias que nuestros lectores compartieron con nosotros.

    Chile prohíbe todos los abortos, sin excepción. Bajo la ley chilena, tanto la mujer como quien realiza el aborto pueden terminar en prisión.

    “Tener un aborto en Chile es muy difícil y peligroso. Durante mi vida tuve dos abortos voluntarios. El primero, mientras estaba en secundaria. Era muy joven y no tenía información sobre el tema, pero al ver la prueba de embarazo tomé la decisión automáticamente. Sabía que era demasiado joven para tener un bebé. ¡No tenía dinero y mi novio era aún más joven que yo! Ser padres nunca fue una opción. Al día de hoy, creo que fue la mejor y más importante decisión de mi vida.

    "Para mí fue evidente que nadie debería pasar por algo así a solas, así que estudié mucho y me convertí en una especie de experta sobre abortos".

    Lo hice con pastillas (misopostrol). Es seguro, pero si lo haces sin la información adecuada, puede ser mortal. A mis 16 años no tenía idea sobre nada y lo hice igual; era mi única alternativa, y solo quería evitar ser madre. No fue traumático, estaba muy segura de mi decisión.

    Luego del aborto, para mí fue evidente que nadie debería pasar por algo así a solas, así que estudié mucho y me convertí en una especie de experta sobre abortos, ya que en mí país es tan ilegal que no hay ningún tipo de información por los medios oficiales. Desde ese momento, trato de ayudar a todas las mujeres que puedo.

    Ocho años después tuve que pasar por eso otra vez y fue un alivio, porque sabía todo sobre el tema”.

    Los Emiratos Árabes Unidos prohíben el aborto excepto para salvar la vida de una mujer. Jamaica prohíbe el aborto a menos que corra peligro la vida de la mujer o para preservar su salud mental o física.

    “Tuve un aborto un año atrás en Jamaica (donde el aborto es ilegal) porque vivía en Abu Dhabi (en donde el aborto es muy, pero muy ilegal). Tuve relaciones sexuales sin saber que él se quitó el condón. Mi madrina es una doctora importante en Jamaica y me conectó con alguien que realizaba abortos ahí.

    Aunque el aborto en Jamaica es ilegal, los doctores privados igual los hacen, pero son quirúrgicos. Así que luego de llorar durante horas, acudí temprano en la mañana del otro día para mi aborto. Recuerdo entrar en la habitación, acostarme en una silla y poner mis pies en estribos; había un balde al lado de la silla. Estaba tan asustada que cuando me inyectaron la aguja intravenosa grité con todas mis fuerzas.

    “Tuve un aborto un año atrás en Jamaica (donde el aborto es ilegal) porque vivía en Abu Dhabi (en donde el aborto es muy, pero muy ilegal)".

    Mis padres me dijeron que no dijera nada a nadie para guardar las apariencias. No hablé de esto con mis amigos ni con mi familia, no podía hablar con mis padres, y el sujeto que me embarazó era un completo imbécil. Mi madrina era la única con la que podía hablar, pero me fui del país al otro día, y con una diferencia horaria de ocho horas era difícil comunicarnos.

    Lo que más me afectó no fue el aborto sino el estigma sobre las mujeres que tienen abortos. Durante mucho tiempo me sentí sucia, y me resultaba difícil intimar con alguien, incluso dormir en una misma cama, ya que sentía que ya no merecía ser querida. Con el tiempo comencé a superarlo, pero siempre estuvo en un rincón de mi mente — era mi oscuro secreto".

    Irlanda prohibió el aborto, excepto para salvar la vida de la mujer, hasta mayo de 2018. Miles de mujeres viajaban al Reino Unido cada año para realizarse abortos. Otras tomaban pastillas abortivas que compran por internet.

    “Pedí pastillas médicas abortivas a través de un sitio de caridad que las envía de Inglaterra, ya que supe de mi embarazo luego de Navidad y tenía poco dinero, pero con el correr de los días me puse más y más enferma y tuve que decirle a mi mamá, que nos prestó dinero para un procedimiento quirúrgico.

    En mi familia todas tenemos un tipo de náusea severa que, de haber esperado, me habría dejado hospitalizada semanas y hasta meses, luego de los cuales ya no tendría la opción de abortar. Tuvimos que pedir un aborto quirúrgico de emergencia para fines de esa semana en una clínica en Inglaterra, de otro modo no hubiera podido viajar.

    "Tuvimos que pedir un aborto quirúrgico de emergencia para fines de esa semana en una clínica en Inglaterra, de otro modo no hubiera podido viajar".

    Por un lado me sentí mejor: comprar las pastillas, tomarlas y luego quizás tener que buscar ayuda médica en Irlanda si algo salía mal hubiera sido mucho peor. La cirugía también alivió mis náuseas casi de inmediato (las pastillas demoran varias horas para surtir efecto, y síntomas como las náuseas pueden tardar hasta dos semanas en irse).

    La espera en el aeropuerto fue horrible, tanto de ida como de vuelta. La clínica y los conductores de taxi que trabajan para ellos fueron muy amables, pero estaba tan enferma que hubiera deseado realizar esto en mi hogar y volver a mi cama cuanto antes.

    Esto fue hace cinco días, me sigue doliendo pero volví a trabajar. No es fácil pretender haber estado enferma por otras causas. Estoy 100% segura que fue la decisión correcta, pero mi cuerpo se siente vacío, como si hubiera algo mal en él, y aún siento algo de culpa.

    En términos financieros tuve suerte porque pude pedir dinero prestado y hablar con un miembro de mi familia, pero viajar para el procedimiento y mi enfermedad hicieron que todo el proceso fuera mucho más difícil de lo que podría haber sido”.


    Honduras prohíbe el aborto, excepto para salvar la vida de la mujer embarazada.

    “La segunda vez que quedé embarazada tenía 20 años. Tenía un bebé de cuatro años y me aterraba pensar en otro hijo. Pensé que no podría trabajar e ir a la universidad.

    "Haberlo hecho pesa en mi alma".

    Aunque estaba junto a mi esposo, ambos nos asustamos, y fue difícil ser padres adolescentes. No podíamos ni pensar en tener dos niños en ese momento, así que buscamos métodos para abortar. En mi país es absolutamente ilegal, bajo pena de cárcel tanto para la mujer como para quien realice el procedimiento.

    Encontramos la manera a través de una amiga. Estaba a cuatro o cinco semanas de embarazo; no me sentí tan culpable. Ahora tengo 26 años y el hecho pesa en mi alma y la de mi marido. Muchas veces lloramos juntos, seguimos teniendo solo a nuestra niña y tenemos fe en que dios nos permitirá tener más hijos. Hoy nos arrepentimos de haber abortado, y no se lo recomendamos a nadie”.

    Venezuela prohíbe el aborto, excepto para salvar la vida de la mujer embarazada.

    “Tenía 20 años. Una amiga mía conocía una chica que había hecho lo mismo, y me ayudó a obtener las pastillas. Tomé una por vía oral y otra por vía vaginal, me acosté piernas hacia arriba y esperé hasta tener ganas de orinar. Luego de eso, sangré durante días — como una menstruación muy fuerte — y tuve que tomar un té muy caliente.

    "Lo hice sin atención médica y en secreto".

    Lloré durante días, y aunque pasaron ya siete años todavía rompo en llanto. Tomé esa decisión por mi cuenta porque no me sentía lista para ser mamá. No me enorgullece lo que hice y no creo que lo hubiera hecho de nuevo, pero no me arrepiento. Sin embargo me entristece hasta el día de hoy. A veces lo olvido y a veces me atormenta.

    Lo hice sin atención médica y en secreto. Mi familia no lo sabe, y eso me hizo sentir muy asustada y sola”.

    Brasil prohíbe el aborto, excepto en casos de embarazos como resultado de violación e incesto, y para salvar la vida de la mujer.

    “Pasé por dos abortos. Y poder hablar (escribir) sobre eso me llevó un tiempo. Siempre creí que los abortos eran algo que le pasaba solamente a mujeres de 16 años y del modo más estereotipado posible. Mi situación fue diferente. Soy madre y estoy casada. Mis abortos sucedieron cuando quedé accidentalmente embarazada de mi esposo por segunda y tercera vez.

    "Tuve ambos abortos en situaciones inimaginables, acostada en la alfombra de la casa de una anciana. Ni siquiera sabía si tenía conocimiento quirúrgico".

    Tuve ambos abortos en situaciones inimaginables, acostada en la alfombra de la casa de una anciana. Ni siquiera sabía si tenía conocimiento quirúrgico. La primera vez fue un poco más “tranquila” que la segunda, en la que me desmayé, quise ir a un hospital y creí que moriría. Luego del segundo aborto, pasé una semana con una fiebre muy alta y sentí al feto salir de mi cuerpo mientras orinaba. Ese momento quedó grabado en mi cabeza.

    Me pregunto cómo sería haber tenido esos dos niños. La semana pasada me preguntaba si la gente de mi vida me perdonaría por haber tenido esos abortos, pero lo que me repito una y otra vez es que no hice nada malo y que fui la única que salió herida. Soy yo quien carga este sentimiento dentro mío, y no necesito redimirme a mí misma”.

    El Salvador prohíbe el aborto sin excepciones.

    “Descubrí que estaba embarazada a menos de un mes de concebir. Estudiaba en la universidad, y a mitad de mi carrera era imposible para mí tener un bebé. Estaba en la facultad y tenía deudas por préstamos estudiantiles.

    No tuve ni que pensarlo; estaba segura que tenerlo habría retrasado mis objetivos y mi profesión. Busqué opciones en internet y encontré unas pastillas con efectos secundarios abortivos. Obviamente no eran de venta libre, pero había gente que las vendía por el mercado negro. Hasta te indican la dosis correcta. Juraban estar aprobados por doctores, así que debía ser cierto.

    "Hasta te indican la dosis correcta. Juraban estar aprobados por doctores, así que debía ser cierto".

    Cada pastilla costaba 50 dólares, y me dieron una dosis de tres píldoras por mi poco tiempo de gestación; cuanto más tiempo llevas embarazada, mayor es la dosis. Debí insertar dos de las pastillas por vía vaginal y una bajo mi lengua.

    Tardó media hora en hacer efecto. Pensé que iba a morir por las violentas contracciones causadas por la medicina, y ni hablar del sangrado. No pude dormir en toda la noche ni tomar analgésicos, ya que vomitaba hasta el agua.

    ¿Como me sentí emocionalmente? Pedí perdón a dios, porque entiendo que está mal. Sin embargo, no estaba dispuesta a sacrificar mi futuro. Además nunca me entusiasmó la idea de ser mamá. Comprendo que me juzgarán y que todos hablarán de eso, pero no me importa. No busco la aprobación de nadie. Ya pasaron tres años y vivo mi vida con normalidad.

    Lo peor fue el dolor físico. Sin duda ayudaría a cualquier persona que decida hacer lo mismo que yo, pero no juzgo a las madres desinteresadas que desean tener a sus hijos. Estoy a favor de la despenalización del aborto. Quienes deseen considerarlo como la mejor decisión deberían poder hacerlo; aquellos que piensen que es la peor decisión, no lo hagan. También permitiría regular estas actividades sin poner en peligro la salud de las mujeres y en detrimento del mercado negro”.

    Guatemala prohíbe el aborto excepto para salvar la vida de la mujer embarazada.

    “Tuve tres abortos autoinducidos. Fue el mismo padre en los tres embarazos, y él cree que fueron abortos espontáneos. Pero la verdad es que no quiero tener hijos, al menos por ahora. En mi país el aborto es ilegal, así que si quieres interrumpir un embarazo debes usar cosas naturales (preparados hechos por curanderos) o falsificar recetas para obtener las medicinas que te ayudan a abortar.

    "Debes usar cosas naturales (preparados hechos por curanderos) o falsificar recetas para obtener las medicinas que te ayudan a abortar".

    Cada aborto fue peor que el anterior. El dolor fue horrible. Pero la verdad es menos doloroso que traer al mundo a un bebé que no deseaba, y no me arrepiento de hacerlo. Es algo que mantuve en secreto y nunca compartí con nadie, ya que el aborto es un tabú en la sociedad en la que vivo. Si admito que fue autoinducido, sería condenada.

    En mi opinión, toda mujer debería tener el derecho a elegir qué hacer y no hacer con su cuerpo, y si por tal o cual razón no desea continuar un embarazo, los recursos necesarios para terminarlo no deberían ser tan difíciles de conseguir”.

    La República Dominicana prohíbe el aborto sin excepciones.

    “Cuando tenía 20 años tuve un aborto autoinducido. Fue una decisión en conjunto con mi pareja, pero más de él que mía. A decir verdad, me presionó mucho psicológicamente, aunque eso no me justifica. Usé una pildora Cytotec por vía vaginal en mi casa. Tenía unos tres meses de embarazo. Fue un proceso muy doloroso que duró unas tres horas desde el momento en que usé las píldoras (eran tres) hasta que el feto fue expulsado. Es un recuerdo que me acompañará toda mi vida.

    "No creo que sea una decisión ni un proceso fácil para la mayoría de las mujeres".

    Nunca pensé que haría esto; siempre estuve en contra del aborto. Es algo que lamento mucho, y no lo haría de nuevo.

    Ahora tengo una hermosa niña de dos años, que nunca dudé en tener, y no juzgo a nadie que desee tomar la decisión de interrumpir un embarazo.

    No creo que sea una decisión ni un proceso fácil para la mayoría de las mujeres. Nunca compartí esta experiencia con nadie más que mi mejor amiga”.


    Estas historias fueron editadas para ajustar su extensión y claridad. Karla Agis, Jessica Lima, Flora Paul y Luisa Pessoa ayudaron a seleccionar las historias y realizaron traducciones del español y portugués.

    Este post fue traducido del inglés por Javier Güelfi