
Yocairi Amarante Rodríguez se dirigía a un salón de belleza en Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, el 25 de septiembre de 2020, cuando dos hombres en una motocicleta se emparejaron con el auto en el que se encontraba y, a través de la ventanilla abierta, le vaciaron en el rostro un contenedor de ácido del diablo, una sustancia compuesta de ácido sulfúrico utilizada en plomería y saneado de tuberías.
Al principio pensó “¡Diache! Me echaron café”, según recordó en entrevista para BuzzFeed News.
Pero entonces el líquido comenzó a quemarle la piel.
La joven de 19 años salió del auto, pidiendo ayuda a gritos al tiempo que su piel y trozos de su ropa se derretían. El conductor también resultó herido.
“¡Le echaron ácido!”, gritó una mujer cerca de ahí, según recuerda.
La llevaron de prisa al hospital. Días antes, el hombre que, según la policía, planeó el ataque —su exnovio— dio indicaciones a un presunto cómplice de cómo llevarlo a cabo, de acuerdo con documentos obtenidos en el juzgado de Ciudad Nueva.
“En la misma cara en la frente”, supuestamente escribió en un mensaje.
Este ataque es un reflejo de la creciente violencia contra las mujeres en Latinoamérica. Atrajo atención masiva, incluyendo la de Cardi B, quien publicó un video al respecto en Instagram. Amarante Rodríguez habló largamente sobre el ataque y el proceso de recuperación con BuzzFeed News, que además está en capacidad de revelar detalles de documentos policiales y registros del juzgado, en los cuales se especifican los alcances del presunto abuso físico y verbal al que la sometió su exnovio, Willy Antonio Javier Monegro, antes de alterar permanentemente su apariencia y su vida. Ahora tiene planeado usar las generosas donaciones de la gente para abrir su propio salón de belleza.
Amarante Rodríguez recibió tratamiento en una de las pocas unidades de quemados en la República Dominicana. “Casi moría” aseguró el doctor Eddy Bruno, director de la unidad de quemados del hospital Ney Arias Lora.
Antes de tratar a Amarante Rodríguez en persona, Bruno revisó fotos en las que se veían las quemaduras en su cara, cuello y pierna derecha. Los médicos se vieron forzados a dejar que el ácido actuara por cinco días antes de tratar las quemaduras, declaró.
Estuvo bajo la atención de Bruno dos meses, durante los cuales pasó por nueve cirugías para remover tejido muerto y recibir injertos de piel.
Se la dio de alta en noviembre de 2020, y a partir de ahí siguió un largo camino de recuperación. Perdió el ojo derecho, más del 50% de visión en el izquierdo, y el pezón derecho. Las cicatrices hipertróficas causadas por el ácido recorren su cuello, sus pechos, sus brazos y sus piernas.
Amarante Rodríguez pasaba sus días trabajando en el salón de belleza de su hermana y, de niña, jugando con las pinzas para el cabello. Ahora, hay partes de su cráneo en las que el cabello no volverá a crecer.
“Mira cómo yo era antes”, dice, recorriendo en su teléfono las fotos en las que aparece con el cabello largo y rizado y ojos color castaño claro.
“Ahora, mira cómo estoy”, dice quitándose las vendas de la cara y levantándose la blusa para mostrar las cicatrices. “Así me dejó él”.

Mientras se recuperaba en el hospital, en las redes sociales se viralizó la noticia del ataque que sufrió. Cardi B publicó un video en Instagram sosteniendo enérgicamente una muñeca Barbie vestida en una bata de pie sobre una mesa.
“Gente de la República Dominicana”, dice en el video. “Yo voy a decirle a mi papá que me contacte con la fiscalía o cualquier persona de la República Dominicana y yo voy ofrecer 10 mil dolares —no pesos, 10 mil dólares— a quien encuentre a la gente que son responsables de tirarle ese ácido del diablo a esa muchacha, que le quemó la cara”.
Y añadió: “Debe de hacer justicia (sic)”.
Santiago Matías, una celebridad de la radio dominicana, publicó en su cuenta de Instagram que donaría aproximadamente mil setecientos dólares para cubrir los gastos médicos y otros cinco mil como ofrecimiento a quien diera información sobre los perpetradores.
Para Amarante Rodríguez, que ganaba más o menos 224 dólares al mes vendiendo lámparas en una tienda de bienes para el hogar cerca de la Avenida Duarte en el distrito comercial de la capital dominicana, las donaciones significaron mucho.
“Yo sentía mucha felicidad porque sentía mucho apoyo de la gente del pueblo, muchas oraciones”, dijo. “Yo tenía que entender que la vida no se me va acabar con esto”.
Para el 30 de septiembre, la policía había identificado y arrestado a los presuntos atacantes: Joan José Feliz, Pedro Alexander Sosa Méndez, y el exnovio y padre de la hija de dos años de Amarante, Willy Antonio Javier Monegro.
Juntos, los tres hombres habían pasado quince días planeando el ataque, según consta en los documentos del juzgado obtenidos por BuzzFeed News.
Según dichos documentos, Javier Monegro contactó a Sosa Méndez a principios de septiembre, y le ofreció un pago de aproximadamente 431 dólares para arrojarle ácido a Amarante Rodríguez. Este aceptó y recibió un adelanto de aproximadamente 60 dólares.
Sosa Méndez contactó después a Feliz, el tercer cómplice. Javier Monegro les dijo dónde vivía y trabajaba Amarante Rodríguez; les mostró una fotografía para que pudieran reconocerla, según los registros.
Los mensajes de WhatsApp que se incluyen en los documentos del juzgado muestran que los sujetos se mantuvieron en contacto los días previos al ataque.
“Dame bien la ora k eya sale”, le escribió Sosa Méndez a Javier Monegro el 21 de septiembre.
“Mete mano [apúrate] ya estoy De seperao”, respondió al día siguiente.
“Trakilo eso va hoy,” contestó Sosa Méndez.
“En la misma cara en la frente,” escribió Javier Monegro.
El 25 de septiembre, Sosa Méndez y Feliz esperaron que Amarante Rodríguez saliera de trabajar. Cuando se subió al asiento del pasajero de un Toyota Corolla, la siguieron en la motocicleta.
Sosa Méndez aceleró la moto y Feliz arrojó el ácido por la ventana abierta, según los documentos del juzgado. El ataque quedó registrado en una grabación de las cámaras de vigilancia, lo que ayudó a la policía a identificar y arrestar a los presuntos involucrados.
Javier Monegro fue acusado de asociación de malhechores, tortura o acto de barbarie, así como de violencia intrafamiliar, de acuerdo con los documentos. En el juzgado, prefirió mantenerse en silencio.
Los cargos contra Sosa Méndez y Feliz son: asociación de malhechores, tortura o acto de barbarie, y golpes y heridas voluntarios.
Durante el proceso criminal, los tres hombres han negado su participación en el ataque.
En una audiencia que se llevó a cabo en octubre para decidir si los hombres debían permanecer un año en prisión, Sosa Méndez negó ser la persona que aparece en el video, y añadió que los policías le habían dicho que lo harían hablar “con el garrote”.
En el juzgado, Feliz también alegó que los policías habían tratado de golpearlo para que cooperara e insistió en que la motocicleta involucrada en el ataque no era suya.
El abogado de oficio que representó a Sosa Méndez y a Feliz añadió: “Les hicieron un interrogatorio sin estar presentes sus abogados; las pruebas que presenta el Ministerio Público son ilegales porque fueron obtenidas de manera ilegítima”.
Un vocero de la Policía Nacional de la República Dominicana no respondió inmediatamente a la solicitud de una declaración sobre lo dicho en el juzgado.
Los tres hombres fueron puestos en prisión desde hace un año, y probablemente permanecerán ahí hasta que termine su juicio. El 19 de febrero de 2021, un tribunal giró la orden de continuar con el proceso judicial, pero no hay certeza sobre exactamente cuándo comenzará el juicio.
El mes pasado, en llamada telefónica, Ronell Rosado, abogado de Javier Monegro, se negó a comentar sobre el caso de su cliente.
El abogado registrado como representante tanto de Sosa Méndez como de Feliz no respondió el correo electrónico en el que se le solicitaba una declaración.
Según su propia versión, Amarante Rodríguez conoció a Javier Monegro cuando tenía catorce años y él veintinueve. Él trabajaba en la fábrica que quedaba en frente de la casa de la abuela de ella.

Un día, ella le pidió que la dejara subirse a su motocicleta. Comenzaron una relación al poco tiempo, y ella se mudó a la casa de la madre de él ese mismo año.
Estuvieron juntos cinco años. Cuando ella cumplió dieciséis, se embarazó y dejó la escuela. Según las declaraciones de ella, durante su relación, él abusó de ella verbal y físicamente en repetidas ocasiones, y añadió que nunca le había dicho a nadie sobre el abuso.
En una entrevista con un psicólogo forense ocurrida en diciembre, cuya transcripción consta en los archivos policiales, Amarante Rodríguez dijo que él la mantenía atrapada en la casa de su madre, y que la forzaba a cocinar y limpiar. No la dejaba salir de la casa si no era con él, aseguró.
Cuando peleaban, él solía empujarla, jalarle el cabello, y llamarla con nombres peyorativos y vulgares en slang dominicano que podrían traducirse parcialmente como “hija de puta” o “mamadora”.
Amarante Rodríguez dijo al psicólogo forense que Javier Monegro intentó ahorcarla en frente de su hermana, quien intervino y trató de golpearlo con una botella.
Él se mostró arrepentido después de haberla atacado, dijo ella durante la entrevista. Aceptó sus disculpas porque estaba enamorada de él.
Dijo haber terminado la relación a principios de 2020.
Rosado, el abogado de Javier Monegro, afirmó que su cliente nunca ha abusado de ella ni física ni verbalmente. En un correo electrónico que envió a BuzzFeed News, el abogado aseguró que no había evidencia para sostener los alegatos, llamándolos “solo palabras y la acusación.”
“La víctima puede decir lo que quiera, pero no hay nada que lo pruebe”, dice Rosado en su correo electrónico.
Marcia Aguiluz, abogada directora de Women’s Link Worldwide, una organización sin fines de lucro que busca garantizar la equidad de género, declaró que el aumento de la violencia doméstica en Latinoamérica y el Caribe tiene su raíz en la discriminación histórica contra las mujeres en la región, así como en el machismo (el concepto de la masculinidad exagerada).
En una entrevista por Zoom desde Costa Rica, Aguiluz aseguró que los casos de violencia doméstica en Latinoamérica no son incidentes aislados.
“Son una manifestación de ese estereotipo de que las mujeres pertenecemos a los hombres”, dijo.
De acuerdo con los documentos del juzgado, Javier Monegro siguió acosando a Amarante Rodríguez tras el fin de la relación, llamándole por teléfono hasta 44 veces en un solo día. Subsecuentemente, ella lo bloqueó de WhatsApp, Instagram y Facebook.
Dos meses después del rompimiento, ella comenzó una relación con su novio actual, lo que molestó a Javier Monegro, según registros policiales. Los vecinos de él hablaban mal de ella por estar con otro hombre, declaró él a la policía.
Rodríguez dijo haberse encontrado, dos semanas antes del ataque, a un amigo de Javier Monegro, quien le advirtió que debía tener cuidado porque se estaba volviendo cada vez más agresivo.
“Nunca pensé que él me iba hacer esto”, dijo.
La primera vez que vio su propio rostro, estaba en casa. El doctor afirmó que los sobrevivientes a ataques de ácido no tienen permitido mirarse en un espejo mientras están en el hospital.
Según su propio testimonio, la imagen de su reflejo le despertó pensamientos suicidas, a los que se sobrepuso pensando en su hija.

Natalia Ponce de León, quien sobrevivió a un ataque en 2014 en Colombia, expresó haber querido morir después de que un vecino la roció con ácido sulfúrico.
Después de sobreponerse, creó la Fundación Natalia Ponce de León, que fue un agente decisivo en la aprobación de una ley en Colombia, firmada por el presidente Juan Manuel Santos en 2016, que provee de tratamiento médico y psicológico gratuito a las mujeres que han sufrido un ataque con ácido.
Un año más tarde, Melania Trump, entonces primera dama de los Estados Unidos, le otorgó a Ponce el International Women of Courage Award, en Washington, DC.
Ponce declaró para BuzzFeed News que aún hay mucho trabajo por hacer en términos globales para apoyar a las sobrevivientes. En su opinión, se necesita poner en marcha en todas partes más leyes como la que ayudó a hacer realidad en su país.
“Como en República Dominicana, en México no hay una normativa, no hay una ley que proteja a las víctimas de ataques con agentes químicos”, dijo Ponce. “Y esto es un dolor profundo porque en verdad debería ser castigado fuertemente.”
Sobrevivientes en la República Dominicana han acudido a su organización, añadió Ponce, y muchas de ellas buscan viajar a Colombia para sus cirugías.
“Tienen que trabajar por sus derechos, cada una de ellas, en su propio país”, afirmó.
El día en que Amarante Rodríguez llegó a su casa del hospital, su familia le organizó una fiesta sorpresa. Su hija, Winny, a quien no había visto en meses, no la reconoció.
“Cuando ella me vio, la primera cosa que me dijo fue '¡ay! ¡un cuco!'”, en referencia a un monstruo mítico, recordó Amarante Rodríguez. “Yo me desplomé y empecé a llorar”.

Ahora se está preparando para más de diez cirugías reconstructivas. Las quemaduras aún le dan comezón por las noches. Su ojo izquierdo aún está vidrioso y no puede cerrarlo del todo.
Aunque está emocionada por el resultado, sabe que nunca más se verá de nuevo como la mujer de las fotos en su Instagram.
Está enfocada en cuidar a su hija y en abrir un salón de belleza con el dinero que Cardi B le regaló.
Cuando la policía arrestó a los hombres acusados de haber cometido el ataque, Cardi B le donó a Amarante Rodríguez parte del dinero de la recompensa.
Amarante no ha tenido aún la oportunidad de agradecer personalmente a la estrella del hip-hop su generosidad. “A Cardi B le doy muchas gracias”, dijo con la voz llena de emoción.
Los representantes de Cardi B no respondieron al correo electrónico en que se solicitaba una declaración.
Recientemente, Amarante Rodríguez mandó a hacer nuevos letreros para el salón de belleza, que rezan: “Yocairi Beauty Center”. Espera abrir las puertas este mismo año en el barrio Villa Consuelo de Santo Domingo.
Aunque no tiene certezas sobre el futuro, tiene deseos de terminar un día el colegio y tener un negocio exitoso. El resto está en manos de Dios, asegura.
Su hija no conoce todos los detalles de la historia de su madre, dijo. A Winny le ha dicho que se quemó en un incendio. Si algún día se entera de lo que realmente ocurrió, asegura, no será por ella.
Amarante Rodríguez está feliz de estar viva. Pasa sus días riendo con sus hermanos y sus primos. Su sentido del humor no ha disminuido. Su novio sigue a su lado.
Le pide a las mujeres más jóvenes que no dejen sus estudios y que denuncien a sus novios a la primera señal de abuso. “No se queden calladas”, dice. “Por yo quedarme callada y no poner esas denuncias....me pasó esto”.